11. Perdiendo el ritmo

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Seven guardó rápidamente algunos papeles y desmontó su pistola. A los pocos segundos, el lugar se inundó de murmullos provenientes de la entrada principal. Nos miramos entre todos, pensando en algo rápido. Jace ignoró cualquier queja y pregunta que le hacíamos. Caminó hacia una pared de la habitación, golpeándola hasta que una abertura apareció.

—¿Qué carajos es esto? —Vanderwood quitó la falsa pared y dejó ver un pequeño camino oscuro.

—Entonces por eso en el satélite este espacio aparecía en blanco... —murmuró Seven—. ¿Qué es esto?

—Un escondite —contestó el pelinegro con obviedad—. ¿No revisaste lo que te indiqué?

—Sí, lo hice pero... Uh, estuve algo ocupado. —Me miró rápidamente.

Había estado tan pendiente de mí que olvidó su trabajo. Entonces empecé a entender un poco sus anteriores palabras, yo me sumaba a su lista de problemas.

—Creí que no íbamos a tener que pelear. —Desvié la mirada, cambiando de tema.

—¿Realmente quieres discutir eso ahora? —respondió Jace dándome la espalda—. Esto no estaba previsto.

Se escucharon unas risas provenientes de la entrada de la casa, podía asegurar que eran más de tres personas. No había tiempo para quejas ni reclamos, entramos por el estrecho lugar siguiendo al pelinegro.

—¿No crees que nos hayan estado vigilando a través de canales satelitales? —indagué—. Tal vez...

—Eso es imposible —respondió Seven—. Me he encargado de eso.

La pregunta no iba para él, ni siquiera estaba en mis planes dirigirle la palabra. Seguí caminando hasta ver una pequeña habitación iluminada con una lámpara. El pasillo apenas tenía unos metros de recorrido, teníamos que agacharnos para poder caminar.

—Esto es... ¿Una habitación de niños? —Observé el lugar cuidadosamente.

—No tengo ni la más remota idea —contestó Jace mirando a su alrededor, confundido.

Habían dos colchonetas inflables en el suelo, cubiertas por una manta cada una. Cualquiera que estuviera aquí sentiría lo acogedora que era la habitación. Era algo pequeña y estrecha, los dibujos en las paredes habían sido hechos por niños.

La mirada de Jace se detuvo en una guitarra azul colgada en la pared. Se acercó a ella dudoso y pasó su mano por las cuerdas, estaban completamente desafinadas. Todos lo observamos sin entender, pero él no nos prestaba atención. Sus sentidos estaban enfocados en el instrumento, como examinándolo.

—Esperaba algo más seguro. —Se quejó Vanderwood.

—Estamos en una casa. No puede ser algo extravagante, ¿lo recuerdas? —contestó el pelirrojo—. Sólo espero que sea lo suficientemente seguro. —Jugó con sus dedos de forma nerviosa.

Nadie parecía prestarle atención a su expresión, pero yo sí. Bajaba la mirada constantemente y su tono era más bajo de lo normal. Estaba a punto de decir algo, pero me contuve. Las ganas que tenía de preguntar desaparecieron al recordar sus palabras.

—¿Qué hacemos con la gente de afuera? —preguntó el castaño—. ¿Los matamos? —Agitó su arma esperando una respuesta.

—No actúes imprudentemente. —Jace se dejó caer sobre uno de los colchones, suspirando.

Todos aquí estaban cansados y estresados, incluso él. Cerró los ojos por un momentos, pero luego se formó una mueca en su rostro. Cerré los ojos también al sentir cómo el polvo del lugar entraba por mi nariz.

Represión «Mystic Messenger» [Saeyoung]Where stories live. Discover now