12. Detrás de las paredes

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Intenté contrarrestar su ataque, convirtiéndolo en una ofensiva de mi parte. Por un breve momento, sentí que tenía el control de la pelea, lo que me inclinó a arriesgarme e intentar golpearlo. 

Error. 

Mi expresión cambió completamente al ver cómo una sonrisa se formaba en sus labios. En menos de cinco segundos, estaba en el piso, inmóvil.

—Eso fue muy tonto de tu parte. —Jace se levantó del suelo, sacudiendo sus manos—. ¿Qué te hizo pensar que ibas a poder derribarme de esa forma?

Su tono de voz parecía ser uno de fastidio, pero sonaba como si me estuviera recriminando. 

—Fue imprudente, supongo —bufé—. Seven me mostró uno de esos...

—Te enseñó mal —dijo antes de que pueda terminar—. Estuvo más preocupado en que no te hicieras ningún rasguño durante el entrenamiento en lugar de pelear. 

—No fue así —intenté defenderlo. 

Pero, en el fondo, tenía razón. Negué con la cabeza al recordar el anterior entrenamiento, donde ni siquiera se atrevía a pelear conmigo. 

Jace caminó hacia el estante de acero apoyado en la pared, buscando armas en un maletín. Llevábamos horas aquí y mi cuerpo estaba empapado de sudor. 

Seven me trataba con delicadeza, tratando de que aprenda, pero no de manera efectiva. No dejaba de preguntarme si todo iba bien o si debía ir a un ritmo menor. En cambio, Jace era exigente. No le importaba cómo me esté sintiendo con ello, pero a la vez medía la fuerza en sus ataques. 

—Intenta atacarme con esto. —Me entregó un cuchillo. Miré su cinturón, aún tenía los suyos allí, estos eran de práctica. 

Pasé mi mano por el filo, no hacía tanto daño como imaginé. Fijé mi mirada en el pelinegro, estaba preparado para recibir un golpe de parte mía. 

—Puedes usarlo en diferentes ocasiones, es más efectivo de lo que crees. —Hizo un movimiento para esquivarme—. Ahora intenta soltarte. 

Tomó mis brazos para detenerme con una habilidad sorprendente, pero aún no lograba desarmarme. 

—Aprender a salir de un bloqueo por detrás es importante. Ahora voy a atacarte. 

Trató de golpearme con su cuchillo, entonces imité lo que me enseñó hace unas horas. Puse todo mi peso hacia atrás y tiré hacia abajo bruscamente. 

—No estuvo mal. —Su seriedad nunca se iba del rostro, sin importar que lo había hecho bien—. Ahora...

Vi cómo levantó su cuchillo hacia mí. Levanté mi mano por instinto, bloqueando su ataque e intenté agacharme. Tiró de mi brazo sin delicadeza, lo que logró que suelte el cuchillo. 

Movimientos torpes, sin agilidad ni fuerza manejada correctamente. Intentos poco efectivos de defenderme. Así lo describió él. 

Sin dejarme descansar, me ordenó hacer abdominales y planchas. Estaba exhausta. Sentía que las últimas horas fueron una especie de combinación entre ejercicios y técnicas, sobre todo de estúpidos y cansados ejercicios.

Mis brazos empezaron a temblar. Si seguía así, en cualquier momento iba a terminar sin poder moverme. No resistí más y me dejé caer al suelo, con mi rostro sobre la colchoneta. 

Jace estaba recostado sobre la pared con los brazos cruzados, mirándome indiferente. 

—¿Puedo descansar? —Segundos después, note que había sonado más como una súplica que como una petición.

Represión «Mystic Messenger» [Saeyoung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora