14. Escape de la realidad

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—¡Vuelve aquí, hijo de...! ¡Cuando regreses vas a lamentarlo!

Lo gritos de Vanderwood hicieron que ambos corrieramos más rápido a la entrada del auto. 

El castaño intentó alcanzarnos, pero era imposible para él si teníamos el coche de Seven como ventaja. Escuché una carcajada de parte del pelirrojo y lo miré por unos segundos. 

Sostenía el volante con una mano, mientras la otra descansaba tranquilamente sobre su cuello. La pequeña sonrisa no se borraba de sus labios, y la mía tampoco. El plan tuvo pequeños fallos, pero logramos sobrellevarlo. Abrí la ventana del auto y cerré los ojos al sentir el aire correr por mi rostro. 

Al fin, aire puro. 

Estar dentro de la casa de Seven no me disgustaba, ya que mi único propósito era estar junto a él y, por supuesto, intentar ayudar. A pesar de sus constantes rechazos, o últimamente, intento de ellos, el corazón del pelirrojo latía como loco cuando estábamos cerca. 

Observé su rostro por el rabillo del ojo, cruzando miradas un par de veces. La desvió rápidamente y un leve sonrojo apareció en sus mejillas, seguido de una sonrisa que trató de disimular. 

—¿A dónde planeas que vayamos? —pregunté viendo cómo los edificios eran cada vez menos—. ¿Alguna idea?

—Si no sabemos a dónde nos dirigimos, es áun más interesante. ¿No lo crees? —Esbozó una sonrisa traviesa—. ¿Derecha o izquierda?

Lo pensé durante unos segundos. El camino de la derecha era estrecho y oscuro, apostaba que ese era el atajo más corto para salir de la ciudad. En el de la izquierda aún se podían observar casas y la luz del sol lograba iluminar completamente el resto de la autopista. 

Quería ir por el camino más seguro, pero el de la derecha llamaba mi atención de una manera particular. Analicé el rostro de Seven e inmediatamente me di cuenta de que planeaba algo. 

Aposté por el de la derecha. 

—Izquierda —sonreí.

—¡Excelente elección! —En menos de dos segundos, estaba girando hacia el lado contrario—. Pero así funciona este juego. Sí es no, y no es sí. 

—Ya lo sabía. —Alcé los hombros indiferente—. Creo que has olvidado que yo también puedo jugar, querido Seven. 

—¿Ya sabías lo que haría? —dijo fingiendo indignación—. No puedes superar al maestro en su propio juego. 

—Te odio. —Me crucé de brazos para luego mirar por la ventana—. Realmente te odio. 

—¿Q-Qué? ¿Hice algo malo? Yo... Oh. —Volvió a fijar su vista en el camino al entender—. Si dices te odio... significa lo contrario. Y eso sería... ¿Te amo?

—Intenta razonarlo un poco más —contesté sin mirarlo—. Puede que sí... puede que no. 

—En ese caso...tú y yo vamos a estar juntos para siempre. 

La sonrisa se borró de mi rostro al escuchar esas palabras. Tenía razón, no podía superar al maestro.

—Es tan fácil para ti decirlo... Tú puedes decidir mis sentimientos, y yo puedo controlarlos.

Seven se tardó un poco en entender lo que dije, pero terminó asintiendo.

—En ese caso... Intenta salir herida, y gasta tu tiempo en un tipo como yo. Al final siempre será el mismo resultado.

—¿Tú me odias? —insistí.

—Esa pregunta es algo... ¡Oh! ¡Golpe directo al corazón! 

Represión «Mystic Messenger» [Saeyoung]Where stories live. Discover now