Capitulo 19: Mi mujer

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La luz anaranjada del amanecer se filtraba a través de la pequeña ventana de madera, tiñendo todo de su tono. El silenció rodeaba la habitación, solo roto por el leve sonido de la respiración.

Se movió sobre el sillón sobre el que descansaba, gruñendo en sueños cuando sus piernas chocaron con el brazo de este, obligándole a encogerse de la misma forma que había permanecido toda la noche. Se removió, alzando un brazo chocando con el respaldar, bajándolo de nuevo y girando su cuerpo molesto, dejando la protección de los cojines para precipitarse sobre la alfombra de pelo que se extendía en el suelo.

-¡Joder! -gritó despertándose al chocar la cara contra el suelo. Permaneció tumbado unos minutos hasta que suspirando, flexiono los brazos y se incorporo, con dificultad al estar encajado entre el sillón y la pequeña mesita que había en el centro de la sala. Una vez de pie, se estiró, sintiendo los músculos de su cuerpo quejarse por la horrible noche que había pasado y mirando de reojo el sillón que estaba tentado de destrozar para vengarse. Bostezó moviendo la mano sobre su pelo largo, apartándolo de su rostro y miró hacia la puerta de la habitación que aun estaba cerrada. Caminó hacia alli despacio y la abrió con cuidado, tratando de no hacer ruido, para encontrarse con una habitación vacía. Se tensó inmediatamente y se giró para mirar a su alrededor, finalmente corrió hacia la puerta de la cabaña y al salir, la vio, sentada en los escalones mirando el amanecer. Caminó hasta pararse a su lado y se sentó junto a ella -¿estas bien?

-Si -ella respondió sin apartar la mirada de el sol alzándose ante ellos.

-¿Entonces porque te he oído llorar esta noche? -Dougal observaba su perfil, viendo su tristeza.

-Porque necesitaba hacerlo -ella respondió girando el rostro para mirarle -Pero ya no voy a llorar mas.

-Lloramos porque sentimos - la miró a los ojos -Si sentimos dolor, tristeza...

-Y reímos cuando sentimos alegría -ella le sonrió, sin poder lograr que la tristeza se apartara de su rostro -Y yo voy a sonreír, sonreiré de nuevo. -volvió a mirar al frente y se inclinó hacia él, apoyando la cabeza en su hombro -Tengo un motivo para sonreír.

-¿Cuanto tiempo estaremos aquí? -él suspiró mirando al frente igual que ella.

-El necesario -Coira respondió alzando la mano para colocarla en el brazo de ella -Gracias Dougal, gracias por estar a mi lado.

-Presiento que esto me saldrá caro -él hizo una mueca -Estaré a tu lado el tiempo que necesites -frunció el ceño -Pero no volveré a dormir en ese sillón. Me acomodaré en la alfombra.

-Te dije que te quedaras con la cama, yo puedo dormir en el sillón perfectamente -alzó el rostro para mirarle sin poder evitar sonreír -Te veías enjaulado en él, ha debido ser una noche difícil.

-Tanto como esa vez en que Connor tu y Brenda me retasteis a meterme en el tronco de aquel árbol hueco -hizo una mueca -Pensé que moriría alli.

-Pobrecito -rió apretando la mano en su brazo -A tu padre casi le da un ataque cuando le contamos lo que había pasado. Aun le recuerdo con mi padre talando la parte superior del árbol y como Brenda lloraba porque estaban matando su árbol casa -negó con la cabeza -Al final tuvieron que golpear el resto del tronco hasta romperlo a trozos para poder sacarte.

-Y tú te subiste sobre Connor y por arriba me estabas hablando para que te mirara y no estuviera asustado -movió al brazo, pasándolo por los hombros de ella y apretándola contra su cuerpo -Ahora soy yo quien esta aquí, para que no estés asustada. Sea lo que sea Coira, me tienes a mí.




Castillo Bukchaman

Los Hijos de las Highlands 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora