PROLOGO

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Con una inmensa sonrisa atravesó su habitación con su nuevo vestido y se paró ante el espejo para mirarse, alzó la mano y recolocó bien su pelo.

-¿Por qué estas tan contenta? -su hermana pequeña, Brenda, la miraba con curiosidad, sentada sobre la cama -¿Es porque Alec esta aquí?

Coira se giró observando a su hermana de once años, solo se llevaban tres años, pero ella ya a sus catorce años, había dejado de sentirse una niña. Se acercó a su hermanita y le acomodó el pelo.

-Es porque el tío Ewan, la tía Helen, Kirk, Clere y Davinia están aquí -la tomó de la mano y tiró de ella para obligarla bajar de la cama -Vamos.

-Y Alec -Brenda bajó de la cama siguiendo a su hermana hacia la puerta -El también esta aquí.

-Si, él también -y abrió la puerta sonriendo y salieron juntas al pasillo.

Alec, el niño que se había ganado un lugar especial en su corazón, el adolescente que la había sacado a bailar por primera vez y el muchacho que había estado un año sin ver, porque se había ido a formar con la guardia real y que cuando regresó, había cambiado tanto. Aun podía recordar como el año pasado bajaba las escaleras corriendo para verle y cuando le tuvo delante se quedó congelada. Podía decir que estaba más alto, que su pelo estaba algo más largo, que sus brazos parecían mas anchos, pero lo cierto es que todo en él era distinto. Incluso su rostro, una fuerte mandíbula, enmarcada por la perfecta sonrisa que le lanzo al verla. Y entonces él abrió los brazos, incitándola a esconderse entre ellos.

"¿Que pasa? ¿Es que ya te has olvidado de mi?" Y corrió hacia él, para abrazarle, para sentir su calor y como sus brazos la envolvían. Aquel día, sintió que todo cambió en ella, su forma de sentirse cuando estaban cerca, la forma de mirarlo.

Y entonces por la tarde, había ido a buscarle a él y a Kirk y a sus propios hermanos para la cena y le había visto allí, con su pecho desnudo, peleando con sus hermanos. Y no pudo evitar sonrojarse, desviando la vista incluso cuando Clere la miró con el ceño fruncido.

-¿Otra vez estas soñando despierta? -Brenda tiró de la mano de su hermana, llamando su atención.

-Algún día -giró el rostro para mirar a su hermana -Quizás sea tu la que sueñes despierta.

Brenda frunció el ceño y se encogió de hombros, acostumbrada a la forma de ser de su hermana. Entonces llegaron a las escaleras y las bajaron, las voces de todos llegaron a ellos y se dirigieron a la sala, donde el abuelo Angust hablaba con Ewan y su padre, mientras su madre, Helen y su abuela.

-Niñas -Helen las miró con una sonrisa y ellas se adentraron en la sala, para recibir el abrazo de ella -Pero que guapa estas Coira -sonrió ante sus palabras -Vas a ser una dama muy hermosa -y la Duquesa miró de reojo a Mail con una sonrisa -Estoy segura de que tendrás muchos pretendientes.

-Gracias tía -miró a su alrededor -¿Habéis venido solos?

-No, cielo -Helen negó con la cabeza -Kirk se fue con Connor a buscar a Keith para entrenar juntos y Alec se ha ido con Lucien a dar un paseo.

-Ah -no pudo evitar sentirse decepcionada al saber que él se había marchado sin siquiera verla antes.

-¿Y Clere y Davinia? -Brenda miró a su tía con la esperanza de que en esta ocasión, su prima Clere hubiera venido, que en los últimos años no había vuelto a visitarles.

-Quiso pasar unos días en el Condado y Davinia la acompaño -Helen habló con dulzura.

Coira paso el resto de la mañana en la sala, participando en la conversación de los demás, no sin dejar de mirar hacia la puerta, esperando ver a Alec entrar por ella. Y no fue hasta la hora del almuerzo que Alec MacClain llegó al castillo riendo mientras hablaba con Lucien Bukchaman.

Los Hijos de las Highlands 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora