Capítulo 12.

2.9K 404 210
                                    

Es que no te puedo tocar,

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Es que no te puedo tocar,

¿estás loca?
Tu piel me hace delirar.
¿Te imaginas que toque tu piel sedosa?
Lo perdería, estaría ciego de lujuria y nada podría hacerme parar.

—Sin título, cuaderno de letras de Mark Zugadi.

Mark Zugadi.

Ella se rindió luego de que mencionara la absurda excusa de volver para alimentar a su pez llamado Nemo.

El pez se llama Nemo, no es un jodido chiste... Nemo III para rematar.

Era estúpido que tuviera así sea una cucaracha de mascota. Vanessa apenas podía consigo misma, no podía estar encargada de algo más. No era buena con las mascotas, simple. Por eso ya había un Nemo III y, Nemo I y Nemo II ya estaban nadando en el cielo de los peces.

Vanessa cuelga el teléfono, estaba dándole instrucciones al pequeño monstruo—Su hermana—, y por su cara la conversación no había sido muy buena.

—Adivino, el monstruo dijo que salieras así sea en ropa interior hasta tu casa porque es una locura quedarte en mi apartamento.

—En realidad dijo que cuando te quedaras dormido pusiera una almohada en tu cara hasta ahogarte—masculla hosca arrojándose en mi sofá de dos puestos—. Y déjame decirte que lo estoy considerando.

—No me matarías, me adoras. Además, si no estuviera por aquí, ¿quién más pelearía contigo?

Vanessa me observa mientras yo le doy mi sonrisa más angelical. Ella me odia, pero muy en el fondo me adora... A su manera, por supuesto. No puedo enojarme porque me odie, soy un idiota tantas veces cuando estoy alrededor de ella que hasta me odio a mí mismo.

Justo en ese momento la luz se despide de nosotros y un grito espantoso es soltado por Vanessa.

—¡Hey! Tranquila—alumbro con la luz de mi teléfono el camino para acercarme a ella. Vanessa está espantada, no sé si es solo por la oscuridad o porque está en la oscuridad conmigo. De igual manera me siento a su lado y la envuelvo con mis brazos—. Todo estará bien, debe ser una falla por la tormenta, ya debe volver.

Y como por arte de magia todo vuelve a iluminarse en el apartamento. Me fijo aún desde mi posición que fuera de la pared de vidrio los rayos alumbran el cielo y la lluvia cae fuertemente de las nubes. Sería una larga noche.

—Emm ya puedes soltarme.

—Lo siento—me separo de ella algo incómodo y vuelvo al otro lado del salón.

Mientras más lejos de Vanessa esté es mejor.

—Gracias, solo me sorprendí un poco.

No quería admitir que se había asustado, pero por primera vez no contraataco con nada y me quedo en silencio.

MARK | Four Chips #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora