Capítulo 19.

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Estoy en el infierno gracias a esas preciosas curvas

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Estoy en el infierno gracias a esas preciosas curvas.

Oh mujer, no me vuelvas loco.

Oh mujer, no me mires con odio.

Estoy en el infierno, gracias a esas preciosas curvas.

Pero quiero ir al cielo si haces que estén sobre mí.

Oh, mujer no me des ese ceño fruncido.

Oh, mujer, deja que todo eso sea mío

—Lujuria a todas horas, Four Chips

Vanessa Martin.

La mañana en la que todo cambió había despertado con una jaqueca a morir, al menos era sábado y no tenía porque aguantar a mi profesor alias viejo verde y mucho menos tendría que respirar el mismo aire que un demonio llamado Benedict. Eve por su parte, aun se encontraba estudiando, ella presentaría un examen muy importante en la tarde debido a que el día lunes el profesor no podría. Todos acordaron ese sábado para realizarlo, según Eve, tanto ella como sus compañeros querían salir de ese examen lo más rápido posible.

Soltando un largo bostezo, me levanto de la cama a las diez y cuarto, aunque se veía que había dormido demasiado, durante la noche no lo había hecho del todo. Después de haber conversado con Mark mis pensamientos no querían dejarme tranquila por lo que me impidieron que conciliara el sueño. Fue hasta las cinco de la mañana aproximadamente que pude cerrar los ojos, pero a pesar de que había dormido un poco, sentía como si un camión me hubiese atropellado una y otra vez indicándome que la verdad era que no había descansado nada.

Hice mi rutina diaria y cuando termino de cepillar mis dientes me dirijo a la cocina para hacer mi primera comida del día.

Eve, concentrada en sus libros y computadora no se inmuta ante mi presencia, sin embargo, pronuncia unos buenos días en voz baja.

—¡Ah, llego un paquete para ti! Lo dejé sobre la isla.

Una vez me dio el mensaje, volvió de lleno a sus estudios. Eve podría ser algo irresponsable, pero en temas de estudios era la persona más organizada del mundo. La verdad, no conocía que alguna vez haya reprobado algún examen o trabajo, ella era sinoplemente excelente. Mis padres no podrían a estar más que orgullosos de ella en ese ámbito.

Curiosa, me acerco a la pequeña caja en la isla. No recuerdo haber pedido nada online en los últimos días, quizás era el castillo para peces que había ordenado para Nemo II hace unos meses pero era imposible. Cuando el segundo pez murió había cancelado el producto antes de que lo enviaran. Sabia de personas que cancelaban sus compras online y que sin embargo les llegaban, pero era con días de diferencia. ¿Hace cuánto había pedido aquel regalo de pez?

MARK | Four Chips #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora