Capítulo 34.

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CAPÍTULO 34

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CAPÍTULO 34.

A veces todo esta oscuro,

sin poder lograr escapar,

mis manos tiemblan del miedo

solo pienso en que todo va a acabar.

Pero estoy encerrado en aquel armario,

los sentimientos se van volando

y queda un cascarón vacío.

A veces mi mente es oscura.

A veces me siento en el vacío.

¿Pero qué más puedo hacer?

Si él es el villano que me tiene cautivo.

—El villano, Four Chips.

Vanessa Martin.

Cuando despierto todavía es de noche, al menos noto que aun está oscuro fuera del gran ventanal de la habitación de Mark. Me fijo en el reloj digital en la mesa de noche marcando las cuatro de la mañana. Dentro de poco amanecería, sin embargo el sueño ya me había abandonado por lo que mis ojos se encuentran bien abiertos mirando hacia el techo. Suspiro, la verdad es que deseaba quedarme ahí encerrada en una burbuja, estaba segura de que no iría a trabajar, no me encontraba estable mentalmente hablando, las emociones de la última noche habían sido demasiado, si ayer no estaba concentrada en el trabajo hoy mucho menos lo estaría. Así que más tarde me encargaría de llamar a Benedict, aunque estaba segura de que me ganaría un mal comentario de su parte.

Miro alrededor de la habitación notando que estoy sola, me suponía que Mark se había ido a dormir a otra parte, me hizo sentir un poco mal eso, como si estuviera invadiendo su espacio personal más el me había dicho anteriormente que me quedara ahí.

Decido retirar las cobijas que cubrían mi cuerpo para levantarme e ir a la cocina por un vaso de agua ya que sentía la boca seca. Paso por la sala directamente hasta la cocina, abro la nevera tomando la jarra con agua fría, me doy la vuelta para buscar un vaso en las repisas pero una sombra oscura me hace gritar asustada, para cuando me doy cuenta de que es Mark la jarra se encuentra en el suelo con toda el agua salpicando la carámica. Para mi buena suerte la jarra no era de vidrio, por lo que estaba intacta.

— ¡Mierda! Me diste un susto de muerte.

—Lo siento —susurra por lo bajo mientras su mirada se queda fija en mi cuerpo.

Demasiado tarde me doy cuenta de que una camisa de Mark era lo único que me cubría, tal vez todavía estaba un poco dormida porque hasta ahora es que sentía el frio deslizándose por mi espalda y en las puntas de mis pezones erizándolos, no llevaba brasier por lo que podía notarse a través de la fina tela de franela. Y si yo podía notarlo Mark también podía hacerlo, por esa razón sus ojos se encontraban a la altura de mi pecho, mirándome como si fuera un león que había atrapado a su indefensa presa.

MARK | Four Chips #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora