Capítulo 28.

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No debo llamarla

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No debo llamarla.

No debo llamarla.

No debo llamarla.

No debo llamarla.

No debo llamarla.

Bien, voy a llamarla.

Solo mis pensamientos, Cuaderno de letras de Mark Zugadi.

Mark Zugadi.

Vanessa no había dicho ni una sola palabra desde hace horas, solo miraba fijamente la televisión en la sala de mis padres. La familia Martin se hospedaría hoy por la noche en mi antigua casa mientras la policía hacia su trabajo y trataban de buscar pistas sobre Trébol.

Me había horrorizado ver aquella foto del pez de Vanessa sobre aquella nota. No decía más que Primer strike, pero el mensaje era claro, Trébol estaba molesta y todo era mi jodida culpa. Si no hubiese dicho nada en ese maldito programa de pacotilla lo más seguro es que el pez que tanto quería Vanessa estuviera vivo y ella estaría a salvo.

Vanessa estaba lejos de estar a salvo en estos momentos. ¿Cómo había sido posible que Trébol entrara a casa de los Martin tan fácilmente? La única razón lógica era que al señor Martin se le había olvidado activar la alarma, pero según él eso era imposible ya que la había encendido antes de salir. De igual manera es demasiada casualidad que la familia Martin no activara la alarma hoy. Todo era muy raro.

Por otro lado Eve estaba enojada conmigo, me había fulminado con la mirada desde que había llegado. Realmente odiaba la idea de que era yo el que estaba ocasionando que su hermana estuviera tan perdida en estos momentos, yo era el culpable, lo tenía claro, no debían recordármelo. Pero Eve tenía otros planes.

Mientras sirvo una taza de té que había preparado para Vanessa noto por el rabillo del ojo que la pequeña demonio está en el marco de la entrada de la cocina, sus brazos están cruzados sobre su pecho y con su mirada de muerte me observa. Si las miradas mataran de seguro ya estaría tres metros bajo tierra.

—Lo que tengas que decir dilo, suéltalo de una vez por todas Eve y deja de mirarme como un perro rabioso.

—Aléjate de mi hermana—advierte con voz mortal, me tenso.

Dejo la taza de lado volteando para verla.

—Lo que paso hoy en la entrevista fue un accidente, sé que metí la pata.

—Hasta el fondo. Ahora esa lunática está más cerca no solo de mi hermana sino de todos nosotros, por culpa de tus actitudes de simio—escupe enojada, no se detiene ella continúa despotricando hacia mí—. Eres un idiota con creces, no mereces a mi hermana, si la quisieras pondrían un filtro en tu maldita boca y cuidarías lo que dices en televisión nacional. ¡Por Dios Mark! ¡Están acosando a Vanessa, la están amenazando!

MARK | Four Chips #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora