Capítulo 17.

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Quiero escuchar tu voz por las noches,

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Quiero escuchar tu voz por las noches,

pero soy consciente de que lo debo evitar.

Eres peligro, bebé, las alarmas no dejan de sonar,

pero, ¿qué hago con esa boca tuya? No me deja pensar.

Tal vez debo quemarme con fuego, ¿te gustaría jugar?

Me dijeron que eres peligrosa,

me dijeron que me debo cuidar.

No, bebé, no me mires con esos ojos,

que esa mirada me hace temblar.

Así que ven conmigo esta noche y empecemos a jugar.

—Peligrosa, Four Chips.


Vanessa Martin.

La verdad es que no podía evitar pensar en lo que habíamos hablado hace unos días. Confieso que al principio estaba algo celosa, Mark tenía a alguien en la cual no podía parar de pensar, tanto así que escribía canciones sobre ella. Tener una musa para un artista era algo grande, el solo poder tener a esa persona frente a él podría ayudar al artista a escribir miles de letras o pintar su mejor cuadro, pero a veces podía llegar a ser obsesivo.

No es que me asustara la manera de ser de Mark, lo conocía lo suficientemente bien y sabría que por más que su cerebro estuviera concentrado en una sola persona jamás podría hacerle daño con tal de conseguir el objetivo de escribir una canción. Las discográficas eran exigentes, por lo que a veces meterían presión a sus productos que en este caso sería Four Chips. Por un momento me pregunté si en esos momentos Mark buscaría a su musa y le pediría que solo estuviera ahí para el poder escribir una canción.

Por más tonto que sonara me rendí por las noches y escuché cada álbum que Four Chips hubiese sacado, buscando algo, cualquier cosa que me ayudara identificar quien era la persona que ayudaba a Mark en sus exitosas canciones. Además, pude documentarme mejor y me enteré de que me mintió aquella noche. La canción que sonaba en la radio esa vez no era posible que hubiese sido escrita por Frankie, era todo Mark y, luego de haber escuchado todas las canciones con atención antes de irme a la cama me hicieron darme cuenta de que Mark dejaba sus huellas con cada letra que escribía. Mi mente solo escuchaba y gritaba Mark cuando comprendía que sus manos habían estado puestas en esa canción.

Pero lo más extraño del asunto era que por más que escuchara todas esas letras una y otra vez, me di cuenta mientras hacia un té en mi cocina por la noche, que la única persona que podría ser la musa de Mark Zugadi era yo. Pero eso me hacía tener otra pregunta, ¿Por qué yo? ¿O era solo cuestión de perspectiva y quería ser yo?

MARK | Four Chips #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora