Capítulo 12

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Busan, junio de 1817

Querido J:
Ho Seok dijo que te vio en la ciudad a principios de tus vacaciones, pero que apenas tuviste tiempo para hablar con él. Siento esto, y él también.
Seokjin  ha adoptado un perro de tres piernas, y (tan poco halagüeño como suena) cuando lo observé brincar por el lago, su cojera me hizo pensar en ti. Sin ti,  Ho Seok y yo somos un perro de tres piernas. Querido Dios. Esta es la clase de metáfora a la que debo recurrir ya que no estás para controlar mi lengua rápida; la situación se pone extrema.

Desesperadamente: T

(Sin respuesta)

1831

El problema con las mentiras consistía en que eran demasiado fáciles de creer.

Aunque fueras tú quien las dijeras.

Quizás especialmente cuando eras tú quien las decía.

Tres días después, Taehyung y Jungkook eran los invitados de honor durante la cena en Park House, un acontecimiento que les proporcionaba la oportunidad perfecta para contar la historia cuidadosamente planeada de su matrimonio por amor a varios de las mayores cotillas de la alta sociedad.

Las cotillas que, si la forma en que estaban atentos a cada una de las palabras de los recién casados era una indicación, estaban muy impacientes por hacer honor a su nombre.

Sin mencionar las miradas.

Taehyung no se las había perdido, no cuando habían entrado en Park House, varios minutos antes. Su entrada había sido cuidadosamente planificada para no llegar ni demasiado temprano, ni demasiado tarde, pero descubrieron que el resto de los invitados habían planeado cuidadosamente sus llegadas demasiado temprano, al parecer para asegurarse que no se perderían un solo momento de la primera noche de los marqueses Jeon en sociedad.

Tampoco se había perdido las miradas cuando Jungkook había colocado cuidadosamente una gran y cálida mano en la espalda de Taehyung, guiándolo en el salón de recepción donde los invitados a la cena esperaban a que les sirvieran unos aperitivos. La mano había sido colocada con tal precisión, perfectamente a juego con una sonrisa tan afectuosa, una que apenas reconoció, que Taehyung se sintió apremiado a esconder a la vez su admiración por su estrategia y su placer inesperado por la pequeña acción.

Esas miradas fueron seguidas por un revoloteo de admiradores en el muy frío salón, una cacofonía de susurros que pretendió no oír, en cambio alzó la vista hacia su marido, con lo que esperaba fuera una apropiada mirada de adoración. Debía haberlo conseguido, porque Jungkook se inclinó y le susurró bajito en el oído: —Lo estás haciendo maravillosamente.

Se recordó que no lo había visto desde su noche de bodas, dejándole completamente claro que cualquier interacción marital solo era parte del espectáculo, pero en ese momento el rubor cubrió sus mejillas, y cuando encontró los ojos de su esposo, fue para encontrar una mirada de suprema satisfacción en ellos. Jungkook volvió a inclinarse.

—El rubor es perfecto, mi pequeño inocente. —Sus palabras echaron más leña al fuego, como si estuvieran muy enamorados y muy unidos cuando la verdad era todo lo contrario.

Por supuesto, fueron separados para la cena y el verdadero desafío comenzó. El vizconde Park lo escoltó a su lugar, atrapado entre él y el señor Kim Jun Myeon, el editor de dos de los periódicos más leídos en Seúl. Jun Myon era una persona encantadora con el cabello castaño, quien parecía notar todo, incluyendo el nerviosismo de Taehyung.

𝐄𝐯𝐞𝐧 𝐢𝐟 𝐢 𝐝𝐢𝐞, 𝐈𝐭'𝐬 𝐲𝐨𝐮¹ °ᴷᴼᴼᴷᵀᴬᴱ°Where stories live. Discover now