Capítulo 2

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Busan, septiembre de 1813.

Querido J:
Es absolutamente necesario que regreses a casa. Es terriblemente aburrido sin ti; ni Seok Jin y Junkyu son una compañía adecuada para la orilla del lago.
¿Estás muy seguro que debes asistir a la escuela? Mi instructora parece bastante inteligente. No tengo ninguna duda de que puede enseñarte cualquier cosa que necesites saber.

Tuyo: T

Seúl, septiembre de 1813


Querido T:
Me temo que experimentarás un aburrimiento atroz hasta Navidad. Si te sirve de consuelo, ni siquiera tengo acceso a un lago. ¿Puedo sugerirte que le enseñes a tus hermanos a pescar?
Estoy seguro que debo asistir a la escuela... a tu instructora no le gusto.
            J...


Fines de enero de 1831
Busan


Sin duda, Kim Taehyung, siendo aristocrático y educado, sabía que debería estar muy agradecido cuando en una fría tarde de enero, con veintiocho años bien cumplidos, recibía su quinta (y probablemente última) proposición de matrimonio.

Sabía que la mitad de Busan pensaría que no estaría exagerando si se arrodillara junto al honorable Bang Ho Seok y le agradeciera, a él y a su creador la oferta amabilísima y en extremo generosa. Después de todo, el caballero en cuestión era guapo, amigo, tenía todos sus dientes y la cabeza llena de pelo, una rara combinación de rasgos para un doncel no tan joven, con un compromiso roto y solo un puñado de pretendientes en el pasado.

Él también sabía que a su padre, quien sin duda había dado la bendición a la pareja en algún punto antes de ese momento, mientras él bajaba la mirada hacia la coronilla bien poblada de Ho Seok, le gustaba. Al marqués de Kim le había gustado «ese Bang Ho Seok » desde aquel día, veintitantos años atrás, cuando el chico se había enrollado las mangas, agachado en los establos de su casa de la infancia y colaborado en el parto de una de las perras de caza favoritas del marqués.

A partir de ese día, Bang fue un buen muchacho.

El tipo de muchacho que Taehyung siempre había pensado que a su padre le hubiera gustado para su propio hijo. Si, por supuesto, hubiera tenido un hijo en lugar de dos hijas y tres donceles.

Y luego estaba el hecho de que Ho Seok algún día sería un vizconde, uno rico, además. Como sin duda estaba diciendo la madre de Taehyung desde su lugar más allá de la puerta de la sala de estar, donde, a no dudar, estaba observando desarrollarse la escena con silenciosa desesperación.

Los mendigos no pueden elegir, Taehyung.

Kim sabía todo eso.

Razón por la cual, cuando se encontró con la cálida mirada marrón de este chico convertido en hombre, al que había conocido durante toda su vida, este querido amigo, se dio cuenta de que esta era, desde todo punto, la oferta de matrimonio más generosa que alguna vez recibiría y que debería decir que sí.

Rotundamente.

Excepto que no lo hizo.

En cambio dijo:

—¿Por qué?

El silencio que siguió a las palabras fue enfatizado por un dramático «¿Qué cree que está haciendo?» desde más allá de la puerta de la sala de estar y la mirada de Ho Seok se llenó de diversión y no poco de sorpresa cuando se puso de pie.

𝐄𝐯𝐞𝐧 𝐢𝐟 𝐢 𝐝𝐢𝐞, 𝐈𝐭'𝐬 𝐲𝐨𝐮¹ °ᴷᴼᴼᴷᵀᴬᴱ°Where stories live. Discover now