Capítulo 43: Bebé

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Fui la única persona en la habitación que miró hacia la ventana cuando un trueno causó un estrépito en el cielo

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Fui la única persona en la habitación que miró hacia la ventana cuando un trueno causó un estrépito en el cielo.

Observé con sorpresa los colores oscurecidos de las nubes. Las horas de la tarde habían pasado, pero seguía sin haber una gota de lluvia. Fregué uno de mis ojos irritados, y giré de nuevo hacia mi lugar.

La sala de estudio estaba en completo silencio. A excepción de mí, todos ahí llevaban audífonos puestos y estaban concentrados en sus propios asuntos.

Un leve sonido llegó a mis oídos. Bajé la vista hacía mi lugar, una mesa con tres sillas vacías, solo para notar cómo mi lápiz rodaba haciendo su camino a la orilla. Rápidamente estiré mi mano, y lo atrapé justo antes de que cayera. Lo coloqué entre las páginas del libro abierto que había tomado prestado de la biblioteca.

La sala de estudiantes donde había encontrado un espacio era pequeña pero cómoda, y solo la compartía con dos chicos y una chica. Sus mesas estaban un poco alejadas de la mía, pero el lugar era reducido, así que podía oír con claridad el sonido que hacían al rozar las hojas de sus apuntes o el repiqueteo de los dedos contra las teclas de sus laptops.

Posé la mirada en un párrafo, tratando de centrar mi atención de nuevo. El orden de las frases no parecían tener mucho sentido para mí, pero volví a hacer un esfuerzo por comprenderlas. Las leí una y otra vez, hasta que entendí que estaba siendo un intento frustrado; mantenerme concentrada durante las últimas tres horas había sido sumamente complicado, y mi mente ya me estaba exigiendo un descanso.

Había decidió quedarme en la universidad durante la tarde para que Kihyun no tuviera que conducir nuevamente hasta mi casa, y también para aprovechar el tiempo que disponía. Pero mi capacidad para trabajar continuamente se había reducido de manera considerable, y no había forma de negarlo. El ritmo de trabajo que solía tener iba a pedirme factura en cuanto regresara a él.

Alejé mi rostro del libro necesitando un respiro, y me acomodé en la silla. Era una suerte que fuera acolchada, porque con el paso de las horas mis músculos se habían vuelto rígidos, y mi espalda seguía con el usual dolor entre mis omóplatos; no planeaba agregarle uno más.

Toqué mi cabello, peinandolo hacía atrás, mientras recordaba lo que había pasado después del almuerzo.

La expresión de Sunhi cambió drásticamente un segundo después de que le conté acerca de mi deseo de mudarme. Se olvidó por completo del rastro de lágrimas en sus mejillas cuando empezó a bombardearme de preguntas, con los ojos llenos de emoción:

—¡Oh! ¿En serio? ¿Por qué? ¿Ya tienes algún lugar en mente? —exclamó, asombrada. Quitó el cabello de su rostro, sacando velozmente el celular de su bolsillo—. ¡Ah! Mi padre conoce algunas personas que alquilan departamentos para estudiantes y extranjeros, creo que podríamos ayudarte.

A pesar de los sentimientos de culpabilidad y vergüenza que estaba sintiendo, sonreí al notar lo contenta que se veía. Más allá de indagar a fondo la razón por la cuál ya no quería vivir con mis padres, Sunhi se mostró más atenta a los detalles que implicaban la mudanza.

from zero » yoo kihyunWhere stories live. Discover now