Capítulo 34: Advertencia

1.9K 182 307
                                    

La obscuridad de la habitación se adhirió a mi piel, y cerré los ojos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


La obscuridad de la habitación se adhirió a mi piel, y cerré los ojos.

La migraña no era impedimento para que la espiral de pensamientos siguiera funcionando en mi cabeza. Enjaulé las píldoras en mi mano, donde estaba mi cicatriz.

No importa cuántos años pasarán, esa herida iba a quedarse ahí para siempre. Y no había manera de deshacerse de esa.

Tragué saliva, lastimando mi garganta. Sólo tomalas. No seas cobarde.

Siempre lo has sido de todas maneras.

Volví a abrir la palma de mi mano. Pero mis ojos estaban tan inflamados que la tenue luz no me permitió contar cuánto medicamento estaba sosteniendo. ¿De verdad quería hacer eso?

¿Ya no iba a doler sí lo hacía?

Titubeé. Pero el momento de lucidez fue opacado, y llevé las píldoras a mi boca.

Las lágrimas resbalaron en un ángulo diferente cuando eché mi cabeza hacía atrás. Pero justo antes de que las píldoras rozaran mis labios, una vibración rompió el silencio.

Me estremecí, dejando caer las píldoras por todos lados sobre mi cama. Mi pulso se aceleró, espantada; como si alguien me hubiera descubierto.

La vibración no cesó. Agitada, giré mi cuerpo, buscando de dónde provenía. No formaba parte de mí imaginación. Era angustioso, pero real.

Miré mi almohada, y la levanté. El brillo de la pantalla lastimó mis ojos, obligándome a entrecerrarlos. Pero hubo algo que me dolió más.

Yoo Kihyun. Llamada entrante de Yoo Kihyun.

Leí de nuevo, mientras el teléfono no dejaba de sacudirse ligeramente. Medía noche. Era más de media noche.

¿Por qué me estaba llamando? Lo había hecho ya quizá una hora antes. Pero no respondí.

Había enviado mensajes que tampoco contesté. Al menos no desde lo que pasó en la tarde.

No podía hablar con Kihyun. No quería ver de nuevo esa expresión inundaba de tristeza en su rostro. Su corazón no debía de tener más peso.

Pero evoqué su voz. Tan cálida y suave por las noches; como una canción de cuna. Mis ojos se humedecieron de nuevo de tan solo recordarla.

Quería escucharlo. Quería hablar con él.

Sin pensarlo, tomé el teléfono y deslicé el dedo sobre la pantalla para contestar.

¿Nabi?

Grave, podía diferenciar los tonos que su voz bajaba cuando hablaba a través del teléfono. Me tomó un momento responder; intentando ocultar qué tan irritada estaba mi garganta.

from zero » yoo kihyunWhere stories live. Discover now