Han Nabi es una chica que trabaja a tiempo parcial para poder pagarse la universidad debido a las deudas de su familia. Yoo Kihyun es un chico en su penúltimo año de universidad, de familia rica y encantador a los ojos de todos, menos para los de Na...
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Kihyun miró la mesa un par de segundos y parpadeó. Tragó saliva y aclaró su garganta de nuevo.
Levantó sus ojos hacía mí. Habíamos dejado de comer, y yo no había pronunciado palabra alguna.
Desde que nos volvimos a encontrar no habíamos tocado ese tema, ni siquiera hacíamos referencia a él, como si nuestro pasado nunca hubiera sucedido.
Y no ayudaba el hecho de que Kihyun actuaba completamente diferente conmigo. Me hacía creer que la persona que conocí era otra, y no a quien tenía enfrente en ese momento.
Había llegado el momento de hablar sobre el elefante en la habitación.
Él se llevó la mano hacia atrás de su cuello, luciendo conflictuado.
—Bueno, creo que es mejor si te pongo un poco en contexto —murmuró, y soltó un suspiro—. Mmm, cuando nos conocíamos tenía realmente poco de haber terminado mi servicio militar. Como una semana, creo. Mi padre inmediatamente me envío a hacer el trabajo de mi madre. Porque ella tuvo que irse de urgencia a Goyang, la ciudad a donde pertenece mi familia.
Comenzó a jugar con sus dedos nerviosamente. Se mantuvo cabizbajo, observándome a través de sus pestañas.
—Mi abuelo enfermó mientras yo estuve en el ejército —dijo, bajando la mirada a sus manos—. Y nadie me lo dijo.
»Le diagnosticaron cáncer de estómago. Los médicos mencionaron que la enfermedad no estaba en una etapa avanzada, así que era posible que se curara. Comenzó sus quimioterapias, después tuvo una cirugía para retirarle una parte del estómago. Todo ese tiempo mi abuelo y mi abuela vivieron en Seúl, con mis padres. Fue un proceso bastante largo y duro. Cuando lo dieron de alta regresaron tan rápido como pudieron a Goyang. Porque mi abuelo no podía soportar más lo ajetreado que era vivir aquí, siempre ha preferido vivir en el campo que en la ciudad. Tenía poco menos de tres meses viviendo allá cuando mi abuela llamó a casa diciendo que mi abuelo se había puesto realmente mal. Regresaron a Seúl, en el hospital los doctores dijeron que el tumor había regresado, está vez más agresivo. Después de muchos estudios, pruebas y medicamento, los médicos anunciaron que probarían de nuevo con la quimioterapia, pero no garantizaban que mi abuelo se curaría. Solo le estaban dando más tiempo de vida.
El murmullo de la noche se apagó mientras Kihyun me contaba su historia, lo único que tenía mi atención eran sus ojos tristes y su voz compungida.
—Todo esto sucedió sin que nadie me dijera nada —continuó—. Estuve mucho tiempo molesto con mi familia por eso, no podía creer que la persona a quién más quería estaba muriendo poco a poco sin yo saberlo. En cuanto mi hermano mayor fue por mí a la base militar a donde fui asignado, supe que algo pasaba. Se notaba inquieto, y me di cuenta que tenía mucho cuidado con las respuestas que me daba cuando le hacía preguntas. No fue sino hasta que llegué a casa que me enteré de todo. Tuve un mal presentimiento en cuanto no ví a mi madre por ningún lado; conociéndola, cualquiera se hubiera esperado que preparara una celebración por mí regreso o algo así. Pero lo único que ví cuando entré a la casa fue a mi padre sentado en la sala, completamente en silencio. En lugar de saludarlo, pregunté "¿Y mamá?". Él me miró, con expresión dura, y dijo que estaba en Goyang. El corazón se me fue hasta el suelo, estaba seguro de que algo le había pasado a mis abuelos.
