Han Nabi es una chica que trabaja a tiempo parcial para poder pagarse la universidad debido a las deudas de su familia. Yoo Kihyun es un chico en su penúltimo año de universidad, de familia rica y encantador a los ojos de todos, menos para los de Na...
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Miré a Kihyun fijamente, desconcertada por su cumplido.
Mis mejillas se ruborizaron e inconscientemente llevé mis manos a mi falda y la estiré hacia abajo, avergonzada, tratando de cubrir tanto como fuera posible mis piernas.
Pero era un intento en vano, la falda era demasiado corta sin importar lo que hiciera.
—Ah... ¿gracias? —contesté confundida, en voz baja.
No me sentía cómoda recibiendo un cumplido de Kihyun. Además de que en el instante en que lo dijo comencé a sentirme consciente de mí misma. Haciéndome pensar de nuevo que aquél disfraz no iba conmigo.
Él aclaró su garganta e hizo un movimiento de cabeza, como despabilándose.
—Oh, ¿qué me habías preguntado? —preguntó un tanto distraído.
—¿Puedo ayudar en algo más? —repetí.
Era una fiesta, pero no estaba allí para divertirme, sino para ayudar.
—No, no, Nabi —respondió, negando con la cabeza—. Has ayudado suficiente, solo disfruta de la fiesta.
—No, de verdad, quiero ayudar en algo —murmuré.
—Nabi... —pronunció Kihyun mi nombre, con un tono de reprobación.
Me miró fijamente por unos segundos. Y luego suspiró.
—Bueno, puedes encargarte de una de las mesas —indicó—. La que está cerca de las puertas que dan al jardín. Solo tienes que ir a la cocina por más comida cuando algo se termine.
Asentí con entendimiento. Sonaba sencillo.
—Está bien, gracias —dije a punto de girar sobre mis talones para volver a la bodega.
—Nabi.
Miré nuevamente a Kihyun.
—¿Si?
—Hablaba en serio. Solo diviértete —agregó—. No te preocupes tanto por el evento.
Su rostro ahora transmitía serenidad. Me impresionaba como Kihyun podía cambiar su expresión tan rápido. Me daba curiosidad saber que había dentro de su cabeza.
—Umh... está bien —contesté.
Hice una reverencia y me fui.
Regresé hasta la bodega con Hyungwon y Sunhi, y ellos me ayudaron a ordenar la mesa que Kihyun me había asignado, era un poco más pequeña que las demás.
Después de eso, bajaron las luces del salón principal y poco a poco comenzó a llegar gente. Había disfraces muy creativos, y en los que se notaba que habían invertido dinero y tiempo.
La música envolvía todo el ambiente. La gente no tardó en comenzar a beber alcohol y pararse a bailar.
Las luces de colores, el ruido y la gente moviendose y riendo despreocupada creaban mariposas en mi estómago. Mientras estaba fascinada observando a mi alrededor me pregunté por qué me había estado perdiendo de todo eso, todos esos años.
