20. DISCUSIÓN (Sherlolly)

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Martes, 20 de octubre de 2020, 14:02 (UTC -3) Py

El día había empezado de una manera increíblemente tranquila, Molly se había levantado cinco veces antes de amanecer por la necesidad incesante de ir al baño. El último mes del embarazo le estaba volviendo loca, no solo por sus necesidades fisiológicas incrementadas y sus contantes deseos alocados, sino porque el padre de la pequeña que estaba por llegar la estaba dejando loca con sus insistencias sobre el nombre de la niña. Pero esta mañana contra todos los pronósticos, Sherlock no le molestó con ese tema.

Él había estado bastante ocupado con un caso extremamente complicado, pero no sería Sherlock si no fue complicado. Ella paró en el umbral de la puerta de la habitación que compartía con su marido y lo observó con afecto; se veía especialmente atractivo con el ceño fruncido mientras miraba al cuadro de pruebas que estaba puesto en la pared del frente. Tenía las manos juntas en forma de oración y los ojos cerrados para mejor concentración, o eso creía ella.

Lo más silenciosamente que pudo se desplazó a la cocina, no quería molestar a Sherlock y que empezara con su diario parloteo sobre el nombre de su hija. Estaba convencida de que si accediera a sus ideas de nombre su hija no tendría una buena estadía en la escuela. Tal vez si fuera niño lo habría aceptado, pero siendo niña no cedería ante su insistencia, incluso John y Mary habían salido en su defensa diciendo que no era nombre de niña.

Se preparó una taza de té para ella y una de café para él, con dos de azúcar como le gustaba. Sonrió ante el recuerdo de aquella vez cuando le había ofrecido café queriendo invitarlo a tomar con ella y él había llevado al otro extremo diciéndole como le gustaba el café. Desde ese día nunca se olvidó de cómo le gustaba su café, pues a pesar de haber formulado mal la pregunta por su inseguridad, para ella todas las informaciones sobre él eran importantes. Salió de su ensoñación cuando dos brazos la atraparon suavemente en un cálido abrazo y recibió un tierno beso en la mejilla.

- Buenos días, Molly Hooper. – Susurró en su oído haciendo que ella se estremezca, cosa que no pasó desapercibido para el detective.

- Buenos días, Sherlock Holmes. – Se dio la vuelta en sus brazos para mirarlo a los ojos y regalarle un tierno beso en los labios.

- Buenos días pequeña Sherlock. – Molly crispó los labios y lo miró enfadada.

- No, no tendré esta discusión nuevamente. – Su tono de voz denotaba cansancio por las repetidas veces que habían discutido sobre ese nombre.

- ¡Oh, vamos Molly! – Ahí estaba nuevamente ese tono de cachorrito sin dueño que normalmente la hacía ceder.

- No. – Se mantuvo firme. – Sherlock no es nombre de niña.

- Creo que después de quinientos setenta y tres intentos fallidos tendré que darme por vencido. – Sherlock dijo resignado.

- Creo que tengo un nombre perfecto para nuestra hija. – Le sonrió mientras él la miraba curioso. – Sherlyn, significa brillante. – El rizado ladeó la cabeza sopesando las posibilidades.

- Pues creo que podría ser Sherlyn Johana entonces. – Al fin y al cabo, Molly sabía que los dos tendrían que ceder en algo para que la discusión no se volviera a repetir.

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