2. VENENO (Merthur)

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Viernes, 02 de octubre de 2020, 10:22 (UTC -4) Py

  No podía creerlo, su padre había tratado de destruir la flor que podría salvar la vida de Merlín solo para castigarlo por haber salido a buscarla sin su permiso. La única esperanza de salvarlo, y su padre le había quitado. Tomó la magullada flor entre sus manos desesperado, imploraba para que aún se pudiera usarla.

  Entre lágrimas recordó como al pelinegro no le importó poner su vida en riesgo para salvar la suya, no se perdonaría si no consiguiera entregar a Gaius la flor para hacer el antídoto para contrarrestar aquel poderoso veneno. A pesar de haber querido encarcelarlo, su padre no lo hizo, pero se aseguró de colocar guardias suficientes frente a su puerta.

  Tenía que salir de ahí, se lo debía a Merlín, él lo había salvado y ahora era su turno de hacerlo. Rondo algunos minutos por su habitación hasta que Morgana entró en esta; su sonrisa decía claramente que tenía un plan. En pocas palabras y en susurros le explicó que harían.

  Después de una pequeña confusión y un disfraz horrible, Arturo se encontraba corriendo en dirección a los aposentos del Galeno. Entró rápidamente cerrando la puerta tras suyo, se dirigió al asustado médico y le entregó la magullada flor implorando que salvara a Merlín.

  Mientras el galeno preparaba el antídoto, Arturo esperaba en la habitación del pelinegro, el cual estaba acostado en su cama como si estuviera dormido teniendo una pesadilla. Unos minutos después, el anciano entró y le suministró el antídoto, deberían esperar que hiciera efecto.

  A pesar de las constantes insinuaciones de que el príncipe debería volver a sus aposentos, este no quiso dejar a Merlín solo. En algún punto de la noche se quedó dormido sosteniendo la mano del pelinegro y con el rostro posado sobre la cama, cualquiera que entrara en la habitación en aquel momento se retiraría con una gran pregunta reflejada en su rostro.

  Merlín se despertó sintiendo que cada hueso de su cuerpo había sido partido y luego sanado rápidamente. Sus músculos gritaron por auxilio cuando quiso levantar una de sus manos. Con un quejido abrió lentamente los ojos y lo que vio lo dejó perplejo. Inmediatamente en su rostro la blancura habitual abrió paso para el color rojizo de la sangre. Su corazón palpitaba furiosamente en su pecho y como si esta lo hubiera alertado, Arturo se despertó y lo miró.

  Lo siguiente que el azabache supo es que Arturo se había abalanzado a abrazarlo, o tratar de matarlo pues sus brazos lo apretaron dolorosamente fuerte. Merlín no sabía qué hacer, el príncipe jamás daba demostraciones de afecto. Era increíble lo que una muerte inminente a causa de uno de los venenos más poderosos podía hacer.

FICTOBER 2020Where stories live. Discover now