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— ¿Mi hija no va a recibir nada de ti?

— Al menos la hago feliz.

¡Le mientes, por dios IM! —gritó la mujer desesperada, apoyándose en el comedor de su casa. Evitando la mirada de aquel hombre.

¡Me basta con hacerla Feliz! —Tomo aire— y seguiré haciéndolo si aún no lo quieres.

¿Entiendes el riesgo que es eso? —levanto su rostro, mirando a su esposo sin apreció, lo amaba pero lo que hacía estaba mal, no era bueno y quería que se detuviera.

Se el riesgo que es, pero mi hija es más importante —se pasó sus manos en frustración el hombre.

Piensas solo en darle lo mejor —tomo aire, queriendo no golpear a su esposo por lo estúpido que era— su vida corre en riesgo, mi vida me vale una mierda, pero no dejare que sigas con lo mismo... —señaló la puerta— así que te vas.

Te das cuenta, de lo loca...

Su esposa le estampo su mano en su mejilla, ya no aguantando más al hombre que lo considera su marido.

¿Mamá? —miró a su hija, que estaba en la puerta, su rostro mostraba confusión, pero empezó a mostrar horror al ver a su padre con una mano en la mejilla y correr a sus piernas.

Nayeon, tu pad...

Ma... mamá —dijo con lágrimas en los ojos la pequeña negando con su rostro— no le pegues a papá por favor, no ha hecho nada malo —hizo un puchero.

La esposa Im no sabía cómo sentirse, su hija era muy pequeña como para entender las razones. Para saber cuáles eran las causas de aquel incidente. Quiere hacer feliz a su hija, pero si su marido pondrá en peligro su familia, prefiere tener al hombre lejos y no verlo más.

Cariño no va a volver a suceder —intentó tocar a su hija, pero la niña se escondió en las piernas de su padre. No sabía cómo sentirse, su hija... ¿Le tenía miedo? Miro a su esposo, que tenía la vista pérdida— Lleva a Nayeon a dormir —ordenó la mujer, llamando la atención del hombre, que tomo en brazos a su hija.

Nayeon rodeó sus brazos en el cuello de su padre y luego posar su mano derecha en el cachete izquierdo de su padre, dando suaves caricias en la zona. Reposo su cabeza en el hombro del hombre y no fue mucho cuando se quedó dormida ahí. En los brazos de despiadado Morfeo.

El señor Im la dejo en su cama después de mecerla en su pecho caminando y acariar su espalda. La tapó con sus cobijas y le dio su beso de buenas noches, que quizá sea el último, la arropo una última vez y acarició sus cachetes.

Salió de la habitación sin apagar la lámpara de sus costados y cerrar la puerta, le dolía el corazón al padre, era su niña y recién se daba cuenta del peligro que estaba causando. Camino por el pasillo y bajo las escaleras, viendo a su esposa parada sin quitarle la mirada.

— Lo siento —susurro el hombre.

Tus disculpas no deberían ser para mí —su semblante es serio— cuando acabé todo te daré una segunda oportunidad, pero... —caminó a la mesa del comedor y agarró el sobre en sus manos, dirigiéndose de nuevo donde estaba el otro. Le extendió la carta— Ya lo firmé.

No me puedes hacer esto, yo te amo amor —abrió sus ojos, sabiendo lo que traía el sobre amarillo— no lo firmare.

No me hagas llamar a mi abogado —amenazó la mujer— yo te amo, pero lo veré cuándo vuelvas y acabes con todo lo que causas.

Me dices que me amas, pero quieres acabar con esto —arrancó de las manos de la mujer el sobre y lo abrió, sacando los papeles y el lapicero dentro, se acercó a la mesa del comedor y miro una vez más a su esposa — no te voy a jurar nada.

Y firmó, dando por hecho el divorcio, ya nada los unía solo su hija que era una pequeña de cinco años y que vivirá sin uno de ellos.

Te irás en la mañana.



(...)



Al día siguiente Nayeon se despertó, los pasos fuera de su habitación no eran para nada discretos, se escuchaba desespero en ellos, o ella lo nombraba así.

Se quitó la manta de su cuerpo y bostezo, no sabía ver la hora pero era muy temprano y se veía recién como se aclaraba la luz de su patio.

Se levantó con cautela de su cama no queriendo hacer bulla, y por el momento no se acordaba que fue lo que paso ayer. Abrió si puerta despacio y sus ojos miraron al final del pasillo la puerta de la habitación semi abierta, viendo por ella a su padre poniendo cosas en cajas.

Cerró otra vez la puerta y camino a su ropero marrón, abriendo este y sacando un vestido rojo y flores blancas chiquitas por todos lados, una cafarena blanca que saco de sus cajones y unas pantis del mismo color. Se quitó su ropa y quedo desnuda...

— Nayeon en algún momento se va a levantar, sal de una vez... —escucho en susurro fuera de su cuarto.

Apresuro sus movimientos y acomodo su cabello negro, se puso sus zapatos de charol negros y agarró su oso.

Caminó a pasos rápidos a su puerta y la abrió, corrió por el pasillo y llego a las escaleras, bajo despacio pero con desespero las escaleras, suspirando al llegar al último.

Corrió a la salida y paso la puerta que estaba abierta con su madre parada ahí, y al verla salir no la pudo detener, estaba ya lejos. Su madre le dolía ver a su hija así y quería evitar a toda costa que lo viera irse, porque sabe que su hija ama más a papá que a mamá y no la culpa.

Nayeon corrió lo más que pudo y se puso al lado de su padre y agarró su mano, llamando la atención de éste, bajando su mirada y viendo a su hija.

— ¿Qué haces amor? —ladeo la cabeza, le bombeaba el corazón fuerte, le dolía.

Me voy contigo —dijo firme la pequeña asintiendo, esperando a que su padre la cargué y la llevé.

Amor no puedo llevarte conmigo —se agacho a su altura tocándole sus cachetes— es un largo viaje.

No importa me voy contigo —dijo segura Im.

No puedo.

Papi, quiero ir contigo, no me dejes —a Nayeon se le empezó a cristalizar los ojos de lágrimas que intentaba no hacerlas caer.

Nayeon dije que no puedo —se enderezo el hombre y camino a su vehículo, entrando en éste y cerrando con seguro cada puerta.

Por favor papi —las lágrimas ya se hacían notar en la pequeña Nayeon— Llévame contigo.

Quisiera llevarte hija, pero no es bueno.

Te quiero mucho...

Yo también te quiero —le afirmó.

¡Por favor Llévame! —Apretó fuerte su oso, viendo a su padre negar sin verla y ver como metía la llave en cierto lado, escuchando el motor sonar— papi... —el clapsom sonó fuerte, haciéndola retroceder del vehículo— ¡NO~! —El carro empezó a avanzar y ella empezó a correr— ¡PAPI NO!, ¡VUELVE! —su madre la abrazo por detrás y la levantó.

Nayeon sabía, está segura que su padre iba a volver, era su papá, le dijo que la quería, ¿Por qué no lo haría?


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_im yellow for you

LO QUE PESA EL AMOR // NayKookWhere stories live. Discover now