Im Nayeon, una joven de 24 años, que no cumple los requisitos de la belleza para las adolescentes mujeres y en parte los hombres. Una persona que tiene kilos de más o se podría decir más de 90 kilos.
Jeon Jungkook, joven de 23 años, trabaja en el ca...
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NY.-.
Por dónde empezar con mi vida, digamos que la llevo algo desordenada de arriba para abajo, de seguro algunas personas se van a identificar conmigo o hayan visto a alguna persona con mi mismo aspecto no tan hermoso.
Que decir.
— Me llamo Im Nayeon, tengo 24 años y- la cosa es que no me gusta hablar frente a una cámara —mire a Jeongyeon que estaba sentada— Yoo... —alzo su vista del celular— Ayúdame, tu ex no te va a escribir.
— Eso dolió —recalco y dejo su celular a un lado— Si quieres que te ayude, limpiemos tu cuarto — suplico, señalando el suelo.
— Hablo de mi aspecto —me hago un escaneo en el espejo de mi cuarto— quiero ser tipo las Kardashian —tome una revista, mostrándole a las hermanas.
— Haber... —me arranco la revista— primero, todas son operadas o que se yo, segundo... —suspiro y uso la revista en la cama— Si quieres cambiar, quiérete y deja de insultarte que no te ayuda en nada, tercero... —tomo mis hombros— limpiemos tu cuarto, me esta volviendo loca.
— Está bien —entre diente solté.
Tome una bocana de aire y lo solté, Yoo es mi única amiga y a pesar de que ha ambas nos insultaban en secundaria –claro diferentes escuelas– pudimos pasarlo, claro a ella no le afectaba del todo los comentarios, pero a mi si y seguí comiendo demás y subiendo de peso por mi acto.
Una respuesta del por qué no me gusta limpiar mi cuarto, es porque está todo regado de cajas de pizza, latas de gaseosa o cerveza, envoltorios de comida y la segunda razón es porque me canso rápido y Yoo termina haciendo todo sola, cosa que no veo que le incomode.
— Debería de estar ayudándote, pero soy una bola de grasa —baje mi cabeza, mis ojos picando y me sobe con la manga de mi suéter celeste, pero las lágrimas ya estaban saliendo, me odiaba... odiaba mi forma circular.
— Nay... —levante mi rostro, viéndola frente mío de cuclillas— de nada sirve insultarte, le hace daño a tu corazón —se paró y sentó al lado mío, posando su brazo izquierdo detrás de mi espalda sobando esta— y otra cosa... —la mire de nuevo— Mi ex si me va a escribí... —reí por lo dicho— bueno... —se puso de pie— te voy a recomendar un nutricionista.
— Ay no Yoo —negué de lado a lado— los nutricionistas no me son confiables desde esa vez, así que ni digas más.
— Pero... —se quedó en silencio, para luego asentir por si sola— bueno como quieras, me retiro.
— Nos vemos mañana.
Cruzo la puerta de mi cuarto y cerró la puerta, yendo al suyo.
Sé que un nutricionista me ayudaría a bajar de peso, pero la primera vez que fui a uno no me ayudo en nada, subiendo en el proceso cinco kilos más y fue un golpe para mi ver eso, deje de creer en aquellas personas, aparte que me dio unas tabletas de pastillas para bajar de peso y como no sabía del tema yo, las tome.
