LO QUE PESA EL AMOR // NayKook

10(.-.)

Maratón (2/4)

NY.-.

Llevamos pasando tres pasadizos de varias cosas y lo que veía en el carrito me estaba volviendo loca, lo quería detener, es nutricionista no donador de comida.

Vi que seguía metiendo bolsas de todo tipo de fruta, viéndose lleno y ni bien llegamos a otra estantería de jugos puso de todos y negué.

¿Me está enseñando a comprar?, porque sí que lo hace.

Dio un paso más y me puse en su camino deteniendo el carrito viéndolo a los ojos.

- ¿Qué haces? -me miro y luego agarro un par de galletas de la estantería lo cual se las quite.

- Dámelas -me señalo.

- No -deje las galleta y estiro su brazo para volver a tomarlas, pegándole en su mano.

- Auch... -se sobo.

- Pondrás todo lo que no necesites en su lugar y dejaras lo que necesites en el carrito.

- No quiero –ladeo su cabeza.

- ¿Cuánto es tu presupuesto? -me cruce de brazos, sabiendo que todo junto costaba más de diez mil wons.

- Mmh... Cinco mil -mostró una mano.

- sabes... -me sobe el puente de mi nariz y baje mi barbijo- sobrepasa tu presupuesto.

- Pero no quiero dejar nada -se abalanzo hacia delante negando.

- Hagamos algo -entre cerré los ojos.

(...)

- vas a perder Nayeon -me miro, cruzado brazos a los de ojos.

- Lo dudo Jugkook -abrí más mis ojos evitando cerrarlos.

- Estas compitiendo con un máster.

Moví mi cabeza hacia riba y luego la volví a bajar, mis ojos ardían, ah...

Lo tengo.

- Mira, mira, que te pica... -alce mis brazos rápido cuando termine mi frase y las estire cruzándolas, asiendo aire viendo como cerraba los ojos- ¡Te gané!

- Hiciste trampa -sonrió, señalándome.

- Nunca pusimos reglas -alce mis hombros- vamos -camine fuera de las estanterías.

JK.-.

Definitivamente hizo trampa, pero aish... mi comida.

La veía poner todo donde lo encontrábamos.

- ¿Cuál tendrás? -señalo los yogurt iba a responder pero me detiene- solo uno.

- Pero...

- Si escoges dos, no baja aun el presupuesto -apretó sus labios y me miro- apúrate, escoge.

- Vainilla -dije de mala gana.

- Bien.

Camino hacia los refrigeradores poniendo los demás sabores en su lugar.

No llores, no llores... ¡Mi comida!

- Deja de mirarme así -acuso.

- ¿Cómo quieres que te miré? -hice como toro con mi nariz.

- Solo deja de hacerlo, te estoy ayudando, agradece eso -se volteó a verme- Bueno, elige solo una cosa -mostro su índice refiriéndose a lo que dijo.