Capítulo 27: Realidad 22

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Me acerco a Breasen, está diferente a la última vez que lo vi. Breasen me mira confuso, luego comienza a venir hacia mí con paso ligero y cuando está a escasos centímetros me abraza.
-Dylan -susurra y me abraza con fuerza.
Me quedado callado y le observo, en su pecho está el colgante que yo tengo, está completo. Él no es el Breasen que yo conozco.
-Creo que te confundes de Dylan -susurro. Me mira confuso y coge el colgante.
-¿Quién te dio esto? -pregunta confundido y curioso.
-Honestamente, me lo diste tú -susurro.
-Es imposible, me acordaría -susurra.
-No me lo puedo creer. Existen.
-¿El qué existen? -me mira sin entender nada de lo que digo.
-Las realidades alternativas, existen. Eres de otra realidad diferente a la mía.
Breasen me mira anonadado, le noto en shock, es normal. Está asimilando lo que le acabo de decir.
-¿Qué haces aquí? -me pregunta. Un ruido agudo, llama nuestra atención. El ruido se asemeja al de un cristal cuando se rompe. Miro hacia atrás, el portal por dónde he entrado era el espejo de la cómoda, hay una grieta en medio. Me acerco, no logro ver a Daniels ni Arak, algo va mal. El portal explota y miles de trozos de cristales salen disparados hacia nosotros. Caigo al suelo. Breasen se acerca a mi corriendo y me ayuda a levantarme. Las pequeñas luces blancas comienzan a romperse.
-¡Tenemos que salir de aquí! ¡Corre! -grita Breasen.
Comienzo a correr hacia el portal de Breasen. Las luces siguen estallando y la oscuridad se va apoderando lentamente de este misterioso lugar. Justo cuando estalla la última luz, Breasen y yo saltamos y atravesamos su portal por los pelos.

Salimos de un espejo de un armario el cuál se destruye cuando salimos. Estamos en una sala en la que el centro hay una mesa circular de madera. Sé dónde estamos, esto es Yaskbill, concretamente la sala de estar. Encima de la mesa hay un niño, tendrá unos quince años. Sale corriendo a abrazar a Breasen.
-Pensé que no volverías -susurra el chico con la voz rota.
-Te prometí que pase lo que pase, siempre volvería -le sonríe Breasen. Le susurra algo al chico y este sale de la habitación.
-¿Quién era? -pregunto curioso pues en mi realidad no lo he visto.
-Es Jake -susurra. ¿No sabes quién es? -me mira sorprendido.
-¿Debería saberlo? -pregunto confuso.
-Nada déjalo -sonríe. Me siento en la mesa de madera, justo de la misma forma en la que estaba Jake. Breasen sonríe.
-¿Qué haces aquí? -me pregunta y se sienta a mi lado.
-Necesito ayuda -susurro y me entristezco.
-¿Ayuda con qué?
-En mi realidad nos han mandado a la Clase Zero a acabar con una criatura...
-La Bestia -musita Breasen.
-Exacto -sonrío. Por fin parece ser que estoy cerca de alguna pista. ¿Sabes algo de la Bestia? -le pregunto. Breasen me mira y se pone triste.
-No sé nada -se levanta y me da la espalda.
-Breasen... sé que me escondes algo -susurro.
-No te estoy escondiendo nada -se muerde el labio. Me acerco a él despacio.
-En mi realidad, te conozco muy bien, sé que me ocultas algo, sueles hacerlo cuando es algo peligroso -susurro y luego sonrío.
-¿De qué nos conocemos? -me mira curioso.
-Somos pareja, por eso llevo el collar y tu kunai -susurro.
-¿Tú y yo estamos juntos? -me pregunta sorprendido.
-Sí -esbozo una pequeña sonrisa.
-¿Y te trato bien? -parece preocupado.
-Claro, eres el chico perfecto aunque te preocupas demasiado por mí, aunque en el fondo, sabes que puedo con todo.
-Le tengo envidia al Breasen de tú realidad -susurra.
-¿Por qué? -pregunto curioso.
-Porque estoy enamorado del Dylan de mi realidad pero solo somos amigos, muy buenos amigos. Evidentemente, él no sabe que me gusta -me explica apenado.
-Lo siento -susurro.
-El que lo siente soy yo -sus ojos se vuelven vidriosos.
-¿Qué ocurre? -me acerco a él preocupado.
-Por mi culpa, el Dylan de esta realidad está muerto.
Me quedo boquiabierto, me esperaba cualquier cosa menos esto.
-Me prometió que él podría hacerlo, que confiara en él y vi como lo mataron delante de mí, joder tuve que traer sus cuerpo entre mis brazos hasta aquí -se limpia las lágrimas.
-Lo siento mucho -le abrazo y le beso la sien. Breasen rompe a llorar en mi hombro. Nos ponemos de rodillas, no le dejo de abrazar en ningún momento y él me abraza con fuerza.
-Hacia mucho que no me abrazaban así -susurra.
-¿Solo estáis tú y Jake? -pregunto con timidez.
-No, hay más supervivientes pero solo unos pocos. Esto es un desastre. No podemos hacer nada.
-¿Tan fuerte es el Señor Oscuro? -pregunto.
-¿El Señor Oscuro? -me mira confuso.
-¿No estás hablando de él? -le pregunto confuso.
-No, estoy hablando de eso, hablo de Kheios.
-¿Kheios? -le miro sin entender absolutamente nada.
-¿Por qué te has referido al Señor Oscuro como él? -me pregunta curioso.
-En nuestra realidad es Jude Goldwater -susurro. Breasen me mira anonadado.
-Aquí no fue Señor Oscuro, fue Lady Dark y era Molly -susurra.
-¿Molly? Joder, no sé que decir -contesto.
-No fue fácil acabar con ella, para todos era como nuestra madre -susurra.
-Lo entiendo -musito.
Por las ventanas cubiertas por tablones de madera pasa una sombra. Se escuchan unos gruñidos repelentes y aterradores.
-Están aquí, tenemos que irnos -dice Breasen levantándose.
-¿Quiénes están aquí? -pregunto asustado.
-Parásitos, los seguidores de Kheios -Breasen muestra una cara de pánico y terror aunque también parece desesperado. Jamás lo había visto así.
Me agarra del antebrazo y salimos de la habitación. Salimos al pasillo, Yaskbill está destruida, pero no tanto como en mi realidad. Hay algunos supervivientes corriendo de un lado a otro para esconderse y ponerse a salvo. Estoy aterrado.
-¿Dónde vamos? -pregunto y me quedo paralizado al oír los gruñidos de los parásitos.
-Tengo que encontrar a Jake. Él es muy importante -me dice.
-Te ayudaré -susurro.
-No pienso dejarte -me mira enfadado.
-Yo haré lo que yo quiera Breasen -le espeto.
-No quiero perderte otra vez -me mira con ojos vidriosos.
-No voy a morir, hoy no -esbozo una sonrisa.
Delante de nosotros una mucosidad negra se cuela a través de un hueco de la ventana entablada. La mucosidad va tomando forma semejante a la humana aunque está muy lejos de que eso sea humano. Tiene los ojos en blanco, unos dientes afilados como agujas y una lengua larga bífida.
-¡Hostia puta! -grito asustado.
-¡Corre! -grita Breasen.
Me percato de que Breasen en la espalda lleva una funda para espadas. Pero solo se ven dos mangos. Breasen los agarra y los saca. Entonces aparecen dos espadas afiladas. Me mira y me guiña un ojo. Luego se lanza a por el monstruo. Le consigue cortar un brazo pero el parásito le golpea con el otro y lo lanza contra la pared.
-¡Déjale en paz! -grita Jake desde las escaleras. Entonces agarra el arco, el cual reconozco, es el de Breasen. Prepara la flecha y dispara. La flecha se clava en el corazón del parásito pero esta se deshace en un líquido viscoso y negro.
-¡Dylan sácalo de aquí! -grita Breasen. El parásito salta y se coloca en el techo, luego a una velocidad asombrosa se dirige hacia Jake.
-¡A él no! -grito y le apunto con la varita, de la punta sale una especie de cuerdas viscosas de color rojo fuego y se enreda en el parásito, y este se deshace en un viscosidad negra y asquerosa.
-¿Posees magia? -me pregunta
Breasen confuso.
-¿Tú no? -le miro confuso.
-Kheios destrozó hasta el último ápice de magia.
-Me está empezando a caer mal ese tal Kheios -susurro y sonrío. Jake se ríe.
-¿Por qué tienes magia? -me pregunta Breasen.
-Supongo que por que no soy de esta realidad, y como en la mía si existe al menos de momento, puedo utilizarla.
-Entiendo -susurra.
-Y ahora me gustaría seguir hablando -le susurro a Breasen.
Breasen me lleva al despacho de William. Allí seguimos hablando.
-¿Qué quieres saber? -me pregunta Breasen.
-Quiero saber más acerca de Kheios -susurro.
-Es un ser despreciable y sin escrúpulos. Puede manipularte y hacerte perder el control, causa pánico, terror, desesperación y destrucción allí por donde vaya. Su voz es grave y aterradora, con la más mínima palabra podría producirte escalofríos. Su aspecto es asqueroso, es de un color rojo y viscoso, es enorme y corpulento. Sus ojos son negros como el azabache, su boca es enorme y tiene los dientes afilados y una lengua bífida larga y repugnante con espinas. Es sin duda alguna, peor que una pesadilla. Y no podemos acabar con él, es casi imposible, no le afecta nada, va acabar con todos y todo si esto sigue así.
-Joder... -susurro sin saber que decir.
-Y por cierto, antes tenías razón. Sobre la Bestia -susurra Breasen.
-¿Sabes algo? -pregunto ilusionado.
-Pudieron acabar con ella, eso lo sé -me contesta.
Una sensación como de satisfacción me recorre por el cuerpo.
-Y lo que también sé, es que toda la Clase Zero perdió allí su vida, excepto Dylan que luego murió por el hijo de puta de Kheios.
-Has dicho que perdieron su vida allí, ¿dónde? -pregunto curioso.
-Dylan...
-Por favor Breasen... -le suplico.
-En el Subterráneo -contesta.
-Gracias -susurro y le abrazo.
-Prométeme que tendréis cuidado -me susurra.
-Te lo prometo -le contesto. Ahora tengo que volver a mi realidad -susurro.
-El conjuro y el espejo están en la sala de estar, como tienes magia podrías realizarlo -me explica Breasen.
-¿Sino hay magia, como llegaste al otro lado? -pregunto curioso.
-No lo sé, el espejo de golpe te mostró. Y no podía perder la oportunidad de volver a verte -sonríe.
-Eres increíble en todas las realidades -digo emocionado y le beso la frente.

Volvemos a la habitación donde aparecimos. Allí Breasen coloca otro espejo y me entrega un trozo de papel arrugado y amarillento que supongo que es el conjuro.
-Ojalá funcione -susurro.
-Claro que lo hará, puedes usar magia -me dice Breasen para calmarme.
-¡Magia, eso es! -exclamo. Breasen se asusta al verme emocionado.
-¿Qué ocurre? -se acerca a mí.
-No podéis acabar con Kheios por que él acabó con toda la magia. Si lo hizo sería por algo, ¿no? -le miro para asegurarme de que sabe lo que quiero decir.
-Puede que sea su debilidad -susurra.
-¡Exacto! -sonrío.
-Pero seguimos sin poder hacer nada, te recuerdo que no tenemos magia.
-Tal vez sí -susurro.
-¿A qué te refieres? -me mira confuso.
-Tal vez la magia se haya extinguido y por eso no podéis usarla. ¿Pero y si usáramos algo que posee magia?
-¿Algo como qué?
-Como esto -susurro y le muestro el kunai que el Breasen de mi realidad me ha dado, después señalo la empuñadura en la cual hay una magitita.
-Magitita -susurra Breasen y saca su kunai. Le miro y ambos sonreímos.
-Pero la magitita no nos da magia -susurra.
-Esperaba que el Dylan de aquí se pareciera un poco a mí pero veo que no.
Agarro su kunai y extraigo la magitita. Con la empuñadura le doy varios golpes hasta que se parte en varios trozos. Cojo uno y sigo dándole golpes hasta que se convierte en polvo.
-¿Qué haces? -me mira sorprendido.
-Esnífatelo -sonrío.
-Toda mi vida sin querer consumir drogas y ahora me voy a meter una raya de magia -se ríe. Prepara el polvo de la magitita en una raya y la esnifa.
-Adelante, haz magia -le digo y le entrego mi varita.
-No creo que esto funcione -dice mientras se toca la nariz.
-Tú hazlo -le digo y pongo los ojos en blanco.
-¡Exsion! -grita y el jarrón que hay encima de una mesita explota en mil pedazos. Breasen se queda boquiabierto.
-¡Lo sabía! -exclamo y me lanzo a Breasen y le abrazo con fuerza.
-Eres increíble en todas las realidades -susurra y me devuelve el abrazo. Esbozo una pequeña sonrisa.

Acabo de realizar el conjuro para conectar dos realidades alternativas, espero que Arak y Daniels estén bien y cerca de un espejo.
-Es hora de despedirse -susurro.
-Eso parece -contesta Breasen con la voz rota.
-Ha sido un placer conocerte Breasen -susurro y sonrío.
-Eres idiota -me abraza.
-¡Están aquí! -entra gritando Jake. ¡Kheios y sus parásitos están aquí! -vuelve a gritar.
-Tenemos que hacer tiempo para que Dylan se vaya -le contesta Breasen a Jake.
-Breasen no puedes hacer eso -le digo. Tenéis que huir -añado.
-No voy a dejarte aquí solo -me contesta. Además ahora tengo magia -añade con una sonrisa traviesa.
Breasen comienza a mover los dedos a una velocidad asombrosa intento ver lo que hace con ellos pero me es imposible. En cuanto acaba, toda la habitación es envuelta en una capa transparente de protección.
-Esto no los contendrá -dice Jake.
-Pero me dará tiempo a hacer una cosa -contesta.
-¿El qué? -le pregunta Jake con curiosidad.
-Esto -susurra y pasa un trozo de magitita por el arco. Este absorbe una parte de magia y las puntas de las flechas cogen el mismo color que la magitita.
-Ahora podré acabar con ellos -susurra.
-Directo en el corazón -le dice Breasen con una sonrisa.
-Chicos, están en las ventanas -les interrumpo.
Breasen vuelve a hacer un conjuro usando los dedos. Las ventanas estallan en unas llamas azules y los parásitos comienzan a retorcerse de dolor. El espejo me muestra a Arak y Daniels al otro lado.
-¡El espejo ya está! ¡Iros! -les grito.
El escudo de protección se rompe. Jake dispara una flecha tras otra y no falla ninguna, se nota que el que le ha enseñado ha sido Breasen.
-No nos queda tiempo -dice Jake.
Breasen se acerca a mi sin dejar de lanzar hechizos a los parásitos.
-¿Te acuerdas que me preguntaste quien era Jake?
-Sí -le contesto y derribo a un parásito.
-Me sorprendió que no le conocieras por que es tú hijo, o sea, el hijo del Dylan de esta realidad.
-¡¿Qué?! -digo alucinado.
-Y es importante muy importante así que si en tu realidad conoces a Jake, protegedle -Breasen lanza sus espadas y mata a dos parásitos.
-¿Por qué? -pregunto curioso.
-Porque también es el hijo de un Dios-me susurra y luego me empuja al espejo y acto seguido lo destroza. Me deslizo por el pasillo de luces hasta llegar al otro espejo y salgo disparado cayendo encima de Daniels.
-¿Estás bien? -me pregunta Arak mientras se contiene la risa.
-Perfectamente -susurro y me pongo de pie.
-¿Has encontrado algo? -me pregunta curioso Daniels.
-Sí, he encontrado algo -esbozo una sonrisa y me muerdo el labio.

YASKBILL (Saga Yaskbill 1)Where stories live. Discover now