Capítulo 14: Un mar de pesadillas, una traición y una despedida

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Rebeca
Me despierto en medio de gritos y sonidos escalofriantes. Esto es una tortura. Estar encerrada aquí, oyendo a personas de todas las edades gritando de sufrimiento sin poder hacer nada. Estoy aterrorizada. Cada vez que escucho una puerta cerrarse, rezo para que la siguiente en abrirse no sea la mía.
-¿Has estado allí? -le pregunto con miedo a Jordan.
-¿Allí dónde? -me contesta con una voz cansada.
-En el mar de pesadillas -susurro.
Jordan y yo llamamos a la sala de la que provienen los gritos, el mar de las pesadillas pues al principio se escucha tranquilidad y una brisa marina y después comienzan los gritos.
-No, nunca he estado -suspira.
-Tenemos que salir de aquí -susurro con miedo a que nos estén observando.
-¿Cómo?
-No lo sé. Si estamos aquí es por algo, ¿no?
Jordan no contesta.
-¿Por qué estás tú aquí y no otra persona? -le pregunto y me quedo callada esperando una respuesta.
-Yo podría hacerte la misma pregunta -me espeta.
-Creo que estoy aquí porque poseo magia.
-Yo porque soy un hombre lobo.
No contesto. Me quedo asimilando lo que mis oídos acaban de oír. Jordan es un hombre lobo.
-Podríamos aprovechar eso -susurro.
-¿Aprovecharlo?
-¿Te puedes transformar a tu antojo? -pregunto.
-No, de momento solo cuando hay luna llena.
-Entonces deben estar drogándote con algo en la comida. Para anular tu transformación.
-Rebeca, eres increíble.
-No cantes victoria tan rápido. Ahora tienes que dejar de comer, yo te pasaré mi comida por el conducto de ventilación.
-¿Por qué estás tan segura de que a ti no te están drogando?
-Porque si no, ¿para que me quitarían la varita?
-Tienes razón.
-Lo que no saben es que han encerrado a una chica que ha leído más de un libro de como hacer magia sin varitas.
-¿Eso que quiere decir? -pregunta con curiosidad.
-Según J.R. Gold, las varitas son tan solo una forma de canalizar la magia que llevamos en nuestro interior.
-¿Qué piensas hacer? -pregunta con fascinación.
-De momento esperar a tú transformación. Después salir de este antro.
Tras unas horas sin comer, Jordan comienza a emitir unos sonidos extraños, parecen gruñidos.
-Rebeca-me llama.
-¿Qué ocurre?
-Es aho...
No le da tiempo acabar la frase cuando un aullido resuena por toda la habitación. Esbozo una sonrisa de satisfacción. Miro a la puerta y me concentro. Tú puedes Rebeca pienso. Comienzo a hacer gesto con las manos bastantes complicados como para poder describirlos. Tras dos fallos, consigo que salten chispas de colores de mis manos. Necesito concentrarme. Oigo a Jordan arañar las paredes y no parar de aullar. Una gran puerta se abre al fondo. Están aquí. Me vuelvo a concentrar, me concentro tanto que olvido dónde estoy. De golpe me encuentro con mi hermana y mis padres en casa con la chimenea en los días de invierno. Es Navidad. Y sin darme cuenta escucho un enorme estruendo. Abro los ojos y veo dos puertas de metal destrozadas y lanzadas contra la pared del fondo.
Un enorme lobo blanco de ojos azules se acerca a mí. Es Jordan. Creo que quiere que me monte encima. Lo hago, le acaricio. Luego comienza a correr y a correr por las enormes instalaciones de metal. Sus uñas suenan cada vez que tocan el suelo. Las puertas de al final del pasillo se abren. Aparecen dos personas vestidas con esos trajes como los de las películas, los que se usan para prevenir el contagio de enfermedades.
Vuelvo hacer signos con mis manos, esta vez una diminuta esfera aparece de un color negro y azul eléctrico, se la lanzo y ambos caen al suelo. Salimos de la habitación en la que estábamos y aparecemos en un enorme rellano. Esta repleto de gente, hay enormes y suntuosas lámparas colgando del techo y allí a lo lejos en un expositor veo mi varita. La gente se percata de nuestra presencia y comienzan a gritar. Jordan comienza a correr a una velocidad de vértigo y sin mirar atrás se dirige hacia mi varita, luego sin que nadie pueda hacer nada por culpa del pánico y el terror salimos por la enormes puertas de cristal en forma de arco. Las instalaciones están en mitad de un bosque más bien en mitad de una isla. ¿Dónde cojones estamos?
Jordan para de correr tras varios kilómetros, creo que estamos suficientemente lejos de las instalaciones. Miro a mi alrededor, no conozco nada de este sitio. Jordan se ha tumbado en la tierra bajo la sombra de un enorme árbol.
-Necesito que vuelvas a ser humano -le digo mirándolo.
El lobo me mira como cuando le dices a un perro que le vas a dar de comer o que lo vas a sacar a pasear.
-No me mires así, necesito que vuelvas a ser humano -le repito aunque menos seria porque tengo que admitir que Jordan en forma de lobo me encanta.

YASKBILL (Saga Yaskbill 1)Where stories live. Discover now