Capítulo 44

1K 99 166
                                    


NARRA MACARENA

Caminé de regreso al elevador para seguir a Sandoval hacia su oficina. Pensé que aquellos breves segundos dentro de esa pequeña máquina junto a él, serían los peores momentos de mi vida, pero no fue así. Mi jefe no pronunció ni una sola palabra hasta llegar a nuestro destino.

- A ver, Macarena. Toma asiento.- me señaló lugar frente suyo.

- Señor, de verdad que no es mi intención pedirle esto, pero... Necesito permiso para llegar un par de horas tarde el día de mañana.

- Ah, bueno.- respondió con sorna.- No se trata de un par de minutos ni de una hora, si no que de un par de horas. Me sorprende tu valentía de hacerlo, Macarena.

- Sí no fuera de mucha importancia no se lo solicitaría.

- ¿Por qué motivo es que requieres de ese tiempo?.- su voz ahorra era más seria.- Debe ser algo que verdaderamente valga la pena.

- Lo es. Nos han adelantado la fecha de presentación de la primera etapa del proyecto de asesoría, ha sido de un día para otro.

- Vaya. Pero cómo ha sido posible aquello, si tú y Zulema son muy grandes amigas.

- No somos amigas, señor. Nunca lo hemos sido.- era la verdad.

Lo vi pararse de su lugar mientras parecía pensar su respuesta.

- Pues no me parecía que fuera así cuando nos interrumpió tantas veces.- giró mi silla, colocando ambos brazos en ella, poniéndose de frente a mi altura.- Veía mucha confianza entre ustedes.

- Señor, siempre ha habido solo una relación cordial por la asesoría.

- Bueno, fingiré creerte, Macarena.- se alejó nuevamente para esta vez mirarme parado con los brazos en la cintura.- Te daré el permiso... Con una condición.

Debía de suponer que no sería nada fácil obtener el permiso de este hombre. Tan solo esperaba que aquella condición no sea algo imposible por pagar.

- Lo escucho.

- Macarena... Quiero que me trates como un amigo, alguien en quien puedes confiar.- quitó las manos de su cintura.- No soy el malo de la historia, sólo quiero protegerte de quien verdaderamente puede hacerte daño.

¿Quién se suponía que podía hacerme más daño que él?, no creo que exista alguien más despreciable que este hombre, pero sí quería salir bien librara de esta, debía seguirle la corriente hasta donde pudiera.

- Gracias. Agradezco que se preocupe tanto por mí, sin embargo solo soy una simple empleada en la cual no debe de preocuparse.

- No eres una simple empleada Macarena.- me tomó de la mano, invitándome a acercarme.- Eres...

La palabra había quedado al aire, cuando empezó a acariciar mi rostro con el lado exterior de su mano.

- Eres preciosa, Macarena.- su mirada me daba mucho más miedo de las veces que lo veía enfadado, parecía estar en un trance, delirando.- Por eso quiero protegerte.

- Y se lo agradezco.- me alejé lentamente, aprovechando que parecía estar sumergido en algún tipo de alucinación.- Tengo que retirarme, ya está por terminar el turno.

- Espera. No me has respondió si aceptas mi condición.

- Acepto.

Me mostró una enorme sonrisa con aquellos dientes blanco casi relucientes. Parecía un niño al que le habían prometido dar aquel regalo que tanto había pedido a sus padres.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Where stories live. Discover now