Capítulo 90

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NARRA MACARENA

El tiempo había sido nuestro mejor aliado para estas fechas, nos había ayudado a dejar de lado la existencia de mis padres y las angustias de Zulema con su abuelo. Sobre Helena, según me contaba la morena, no la había vuelto a ver desde aquella ultima vez donde le puso la cosas claras respecto a la demanda, todo lo estaban viendo entre abogados. Personalmente no me confiaba, pero mi morena me permitía darme la tranquilidad que ambas sabíamos que necesitábamos, al menos por el momento.

Había llegado el gran día, nuestro gran día. En una hora debía estar lista, ya que Zulema pasaría por mí a mi departamento. La decisión de preferir quedarme a dormir la noche anterior aquí, respondía a la necesidad que tenía para encontrar un espacio donde después de tanto tiempo pudiera pensar sobre el giro que daría mi vida a partir de esta noche. No es que fuera algo malo, en lo absoluto, pero sí era un gran cambio con el que es muy probable que todo lo que formaba parte de mi vida, ya no lo vuelva a ser de la misma manera.

- Rubiales, ¿qué tanto piensas?.- me habló rizos.- Está hermoso, mira que debo de admitir que la loca esa tiene buen gusto, aunque no hace falta más que ver con quién está para saberlo.

- Qué dices, rizos.

- Es que con ese vestido o sin él, estás hecha un bombón, tía.- tomó de mi mano y me hizo girar.- Sí, lo veo. Eres una tipaza.

- ¡Ya! Que me avergüenza, tía. Suelta.

- Bueeeeenas.

- Hasta que llegas.

- Ya, calma rizos. Es difícil encontrar un local de comida japonesa vacío a esta hora del día.

- Yo paso.- descolgué el vestido para estirarlo en mi cama.- Seguro habrá demasiada comida en la fiesta.

- Uh, eso es un hecho. Oye, a ver, a ver. Pero tía, que yo flipo con este vestido, está hermoso.

- Sí no te dije, rubiales.

- Sí, Zulema se ha pasado.

- Nada que se ha pasado, esto es como... ¡Wou! Una mezcla entre sexy y elegante, no se, fácil podrías ser la cenicienta moderna en una versión ultra sexy, Maca.

- Bueno, ¿comemos? Me muero de hambre.

- Ya, vamos sirviéndonos mientras esta rubita se pone mucho más mona.

- Rubia que no nos de un infarto al regresar, eh.

- Vayan a comer jajaja

Fui en busca de los zapatos que estaban guardados en mi armario, estos también eran una cortesía por parte de la morena. Zulema me había comprado todo lo que llevaría el día de hoy sin si quiera saber si me quedaría o no. No había escatimado en recursos para hacerme llegar todos lo que tenia al frente de mis ojos. Ella era única. Al recordarla me era imposible no imaginármela comprando todo esto, de tan solo plasmar aquella imagen en mi mente, era inevitable que una sonrisa empezara a formarse en mis labios. Sabía muy bien que ella misma se había encargado de esto, Zulema a veces podía ser tan recelosa y a la vez presumida con sus asuntos, incluyendo todo lo que me involucrase. Era increíble como hasta eso podía gustarme de mi morena, cuando irónicamente años atrás no soportaba la idea de estar rodeada por personas así.

- Listo, ahora a vestirme.

A medida que me colocaba cada uno de los accesorios, quedaba sorprendida por cómo me veía a través del espejo. Parecía ir cambiando de a poco a una joven distinta a la que veía a diario en el espejo del baño, nunca antes me había visto de esta manera. Lucía cierta elegancia, como si se tratara de una delgada y fina capa que cubría todo mi cuerpo dejando mostrar aquel brillo que hacía resaltar la suavidad de mi piel, sin la necesidad de pasar el tacto por ella, simplemente bastaba con verme para saberlo.
Los pendientes hacían resaltar el verde claro de mis ojos, y como si fuera posible, parecía que mi estatura fuera  más alta de lo que era y mi cuerpo se hubiera transformado a uno que me costaba reconocer que tenía.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora