Capítulo 31

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NARRA MACARENA

Seguía con la preocupación por no recibir ninguna nueva noticia de Zulema. Su último mensaje me había dejado muy inquieta, no sabía si escribirle nuevamente y preguntarle si estaba molesta o algo, pero tan solo pensar en hacerlo era estúpido. Si quería que lo que tenía con la empresaria siguiera yendo de la mejor manera, no debía dar tanta importancia a detalles como esos. Lo que teníamos Zulema y yo, no era algo oficial por lo que tenga que estar preocupándome en si me habla o no, así es que traté de alejar todo aquello de mi mente y procurar disfrutar de este momento con mis mejores amigas.

- Esta ya no da más de lo borracha que está jajaja.

Yolanda señaló a Estafanía, quien regresaba del baño caminando a duras penas. Se la veía muy mal.

- Creo que debemos cortarla hasta aquí.

- ¿Pero por qué?, hoy tienes el día libre, rubia. No nos hagas esto. Si es por la Rizos, ella se queda a dormir aquí, es más la mandamos ahorita a dormir un rato, mientras nosotras nos ponemos igual de ebrias que ella, así nos nivelamos todas.

- Suena tentador, pero recuerda que el alcohol y yo no somos muy buenos amigos que digamos.

- Bah, pero estarás en mi casa, estamos en mi casa.- se corrigió.- No va a pasar nada. A lo mucho por tu estado de embriagues aceptas un piquito de la Rizos, pero más nada. No te vas a moriré por eso.

- Epa, sí, venga rubia.- llegó la morena hasta nosotras.- Que sería mi mejor regalo de cumpleaños ese piquito.

- Pero si aún falta bastante para tu cumpleaños jajaja.- nos burlamos mi amiga y yo.- Estás muy mal, Rizos. Yola, llévatela a tu cuarto.

- ¿A mi cuarto?.- se quejó.- Estás loca, será al cuarto de visitas.

- Bueno, a lo donde sea.

- Vale, ya regreso.- sujetó a Estefanía.- De esta no te nos salvas, eh, rubita.

- No te salvas.- repitió una muy bebida Estefanía.- ¡Hey!, ¿a dónde me llevas?

No pude resistirme más y aprovechando que mis amigas se alejaban, saqué el celular para ver una vez más si habían novedades de Zulema. Nada. Coloqué con fuerza el celular en la mesa del centro y me tapé la cara. Estaba jodiéndolo todo, no debía de estar a cada rato al pendiente de ella.
Pero por obra y arte del destino, a este parecía gustarle jugar conmigo, ya que el fuerte sonido de mi celular, me alertó que estaba entrando una llamada. Volví a tomar el celular y vi que era Zulema.
Coño, Macarena. Pides tanto que se comunique y ahora que te llama no sabes si contestarle o no. Estuve en aquel dilema, hasta que me armé de valor y contesté la llamada.

- ¿Hola?

- Rubia, ¿cómo estás?

- Bien, ¿y tú?

- Bien, algo cansada. Recién dejo a una amiga en su hotel.

- Ah.

Joder, estaba con una amiga y encima en su hotel. No sabía que pensar de ello, aunque tampoco tenía por qué hacerlo.

- La pobre tomó de más y se le pasaron las copas. Tuve que traerla hasta aquí porque tenía su auto.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Where stories live. Discover now