Capítulo 5

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NARRA ZULEMA

Acabamos de llagar al Oasis. Decidí quedarme un momento en la entrada, haciéndome la misma pregunta que Saray me había hecho antes. ¿Por qué había decidido pasar mi estadía en este hotel?

A pesar que mis estadías en Madrid no solían ser largas, nunca me gustó la sensación de estar sola en aquella enorme casa heredada por mi madre, ella siempre decía que la llenaría de hijos e incluso llegaría a pensar que no es lo suficientemente grande para la familia que formara en un futuro.

Mi madre murió cuando yo apenas cumplía los 20 años. Aquella mujer me dejó un gran vacío, el cual trece años después aún sigo sin acostumbrarme.
Pasar tan solo una noche en mi casa me producía la peor de las sensaciones, la soledad.

Me sentía sola e insatisfecha conmigo misma, cada objeto que veía en ella me hacía ver lo alto que había llegado a colocarme en esta montaña rusa que son los negocios, y no me producía nada de lo que esperaba. A pesar que esta soledad era una de las piezas fundamentales para ser quien soy el día de hoy, no podía permitir que dicha sensación me hiciera sentir mal. Se supone que debo ser la mujer más feliz del mundo, lo tengo casi todo y lo que aún no, pues tarde o temprano se que lo conseguiré.

Yo no podía sentirme de ese modo, pero lo estaba. De vez en cuando en mis viajes me daba una noche de relajo y conseguía a alguna acompañante. En los últimos años había adoptado algunas costumbres que nunca creí adquirirlas. De ahí viene el apodo que me dio Saray, "La reina Mora".

- Zulema, ¿qué haces aquí afuera?

- Sandoval.- lo saludé.- Solo estaba dándole una mirada general a tu hotel, inspeccionando que los estándares de calidad no hayan bajado.

- Eso es imposible, Zulema. El Oasis es la mejor cadena de hoteles de lujo. Ofrecemos la mejor experiencia en nuestro servicio.- me invitó a pasar.- Es por ello que te hospedas en mi hotel, ¿no es así?

- Mmm, no es malo.- atiné a decirle.- Por cierto, hoy no vi a la rubia de recepción. Espero no la hayas despedido por el incidente que tuvimos.

- Te veo preocupada por Macarena, Zulema.

- Solo quería asegurarme que no se haya cometido alguna injusticia, a fin de cuentas son tus políticas las que ella estaba cumpliendo.

- Así es.- me quedó mirando como si estudiara mi expresión, pero ella no decía nada.- Bueno, no he despedido a Macarena. Ahora debe estar en la administración del bar, ayer cerró su mes en recepción.

- Zulema, te estaba esperando.- llegó Saray.- Sandoval.

- Saray.- le respondió el saludo.- Yo las dejo, tengo reunión de turno con los encargados de área.

- ¿Y qué hablabas con este tío, Zule?

- Nada de importancia.- me dirigí al elevador con destino a la suite.

- ¿Acaso le has preguntado por la rubia?

A veces subestimaba lo bien que la gitana me conocía. Pero no quería que pensara de más, cuando a ella se le meten algunas ideas locas en la cabeza, no hay quien la pare de molestarme.

- ¿Y para qué le preguntaría yo a Sandoval por esa joven?

- Pues no lo sé, dímelo tú. No era que querías disculparte. Desde ahí podría esperar cualquier cosa tuya Zule.

- Pues no lo hagas.- el elevador se detuvo en nuestro piso.- Ahora vamos que quiero escuchar tus ideas para el proyecto de la universidad.

- ¡Espera, Zule!- ya había avanzado dejando atrás a Saray.- Que ni ha pasado tanto tiempo como para tener algo cerrado en mente.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Where stories live. Discover now