Capítulo 113

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NARRA MACARENA

Lo de Zulema había tenido que ser mentira, una especie de estrategia para liberarme de todo esto. No me resignaba a creer que sus palabras fueran reales y todo este tiempo que habíamos vivido juntas hubieran sido no más que una mentira, no podían serlo, pues yo misma veía en los ojos de la morena algo que nunca antes había notado ni en ella ni en nadie y eso debía ser amor.

Quise gritar que no creía en sus palabras, pero en aquel momento cualquier acción tomada podría ser de riesgo, y no pensaba cometer alguna locura que perjudicara sobre todo a Zulema.
Aún con el corazón hecho mil pedazos y las lágrimas saliendo de mis ojos sin cesar, miraba a la mujer que amaba. Estaba en medio de Karim y de Helena, ambos apuntando con una pistola.

Procuré callar lo más que pudiera, pero necesitaba soltar lo que sentía y cuando estaba a punto de hacerlo al no aguantar más el escuchar a Zulema hablarle de aquella manera a Helena, repentinamente todo cambió.

Los disparos sonaron estrepitosamente por todo el lugar, haciéndome encoger en donde me encontraba. Solo opté por abrazarme las piernas allí en el suelo y tapar mis oídos con las manos, implorando porque esta pesadilla pasara.

Cuando parecía que todo había terminado, pues un infernal silencio invadió de un momento a otro el lugar, levanté la cabeza y miré a donde estaba Zulema. Mis ojos únicamente prestaban atención a ella, necesitaba saber cómo estaba.
La morena se encontraba parada a varios pasos de distancia mía, la llamé en dos oportunidades, pero ella seguía allí, sin inmutarse a mí llamado. En ese momento supe que algo debía de haberle pasado.

Sin pensarlo, corrí hacia ella y la abracé por la espalda. Apoyé mi cabeza de costado en su espalda y le volví a hablar.

- Zulema, ¿estás bien?.- era imposible contener las lágrimas, necesitaba escucharla.- Por favor, dime que sí.

- Sí, estoy bien.

La morena me sostuvo con todas sus fuerzas, queriendo que me tranquilizara y así sucedió por un breve momento, hasta que me alejé de su cuerpo y pude ver de cerca lo que había pasado. En todo este tiempo, mis ojos solo se fijaron en Zulema, buscando que se encontrara bien, y ahora es que recién me daba cuenta de los cuerpos sin vida que estaban a nuestro al frente. Karim y Helena habían muerto de una manera tan lamentable, pero ellos mismo se habían buscado este final.

Sin comprender cómo, escuchamos la voz de una mujer, era Helena al parecer aún con vida. Zulema avanzó algunos pasos dejando atrás suyo y agachó para verla. No pude escuchar con claridad lo que podían estar hablando, pero temía por la vida de mi morena. Si esa mujer no estaba muerta podría hacerle algo en cualquier momento. Estuve a punto de tomar el arma que Zulema había dejado tirada minutos atrás, cuando la policía ingresó abruptamente al recinto, obligando a que la morena se alejara de los cuerpos.

Rápidamente uno de los policías empezó a inspeccionar los cuerpos desfallecidos y a hacernos algunas preguntas, sobre todo a Zulema.
Sin embargo, cuando uno de ellos prestó atención al arma que había sido de la morena, fue cuando supe que un nuevo tormento empezaba para nosotras.

- ¿Qué?, ¡No!.- corrí a ponerme al frente de Zulema.- ¡Ella no puede irse con ustedes!

- Zulema, rubia... Joder por fin.- entró corriendo Saray.- ¿Qué sucede?

- ¡No se pueden llevar detenida a Zulema! Yo fui quien los llamó a ustedes, lo hice para que le dieran protección, no para que se la lleven.

- Señorita, por favor, aléjese de la detenida. Tenemos que llevárnosla a la comisaría para que rinda sus declaraciones.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora