Kikyo una joven incubadora para personas que no pueden llegar a tener hijos, es llamada por un matrimonio millonario, acepto ser la incubadora de ambos, pero lo que no contó era que se iba a enamorar de él.
¿sera que él le corresponda sus sentimient...
Había pasado casi un mes desde que empezó a dormir a lado de sesshomaru, se sentía bien de alguna manera, pues él respetaba su privacidad al no tocarla como ella lo había pensado en un inicio. Ahora su vientre estaba un poco abultado y sabia que iba a crecer más de la cuenta.
- *bueno... ese es mi trabajo después de todo* - pensó con una cálida sonrisa en sus labios mientras cocinaba para comer: pues sesshomaru se iba bien de mañana que no le daba tiempo de comer algo - *ya esta aquí* - pensó cuando sintió los pasos de él detrás de ella, pero se congelo al instante, cuando sintió las manos de él sobre su vientre.
Dejo caer el cucharon al suelo, que segundos después se escucho el sonido metálico por todo la cocina. Se quedo en shock, no sabia en que pensar, no sabia en como reaccionar, sintiendo las manos de él sobre su vientre un poco crecido le era algo raro, no sabia que decir, pego un pequeño salto cuando sintió como él puso su frente en su espalda, eso la dejo aun más tiesa.
- a crecido - le escucho susurrar.
- si... - contesto en voz voz bien baja.
- hump - con una sonrisa de lado, empezó a mover sus manos hasta entrar dentro del saco abrigado de ella, sintiendo su textura, escuchando como suelta un leve jadeo de la sorpresa, pero al instante reacciona y se retira de ella rápidamente como si se hubiera quemado - regreso en la noche - dijo después de estar un buen rato en silencio.
- *¿que acaba de pasar?* - se pregunto sin tiendo como su cuerpo no de dejaba de temblar. Llevando una de sus manos a su vientre en donde lo había tocado, se estremeció con un leve rubor en sus mejillas.
Llegando la noche, kikyo se despidió de suzu y espero un buen rato a que sesshomaru llegara, pero él no había llagado, así que soltando un suspiro se fue a dormir, pues el sueño le llegaba por montones. Con cuidado se saco la peluca (que es lo que siempre llevaba puesto para que su cabello no le estorbe) desatando así su larga cabellera color negro como la noche. Soltando un suspiro pensó que él señor no iba a llegar esa noche por lo que había pasado esa mañana.
- *por lo menos tendré un día de poder respirar bien* - pensó mientras se ponía solo una sudadera algo grande que le cubría solo sus muslos. Soltando un suspiro se acostó quedándose dormida al instante, esperaba y poder despertar en la mañana para poder arreglarse un poco.
Pero cuando le sintió en los brazos de él, se asusto.
- quédate quieta...
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