↪⚫16» PRESIÓN⚫↩

192 23 2
                                    

El aire soplaba con violencia en mi rostro, pero no causaba incomodidad ni dificultad para respirar, en su lugar me sentía mas vivas respirando ese aire. Agitaba mis cabellos, podía sentirlo. La sensación desapareció para dejarle paso a un olor delicioso, era la hierva y los arboles llenos del rocío de la lluvia, las gotas caían en mi piel, bañaban mi cuerpo con su olor y sensación.  La vida estaba a mi alrededor, buscando escapar de mi otra mitad. Esa que era destrucción y muerte.

Ese ambiente vivo, lleno de agua, tierra y viento se fue, dejando solo las diminutas chispas del fuego que tocaban mi piel para después desaparecer como ceniza acumulada bajo mis pies, el aire era toxico, poco respirable, lo seco se volvió turbio, las llamas querían, ansiaban quemar mi cuerpo. Pero era algo que no debía permitir, suprimir todo por meses no fue buena decisión.

El candado que coloque en esa puerta fue roto por el liquido violeta que al parecer, recorría mis venas con un ardor soportable, despertando cada mínima partícula de lo que era el poder mágico en mi alma. Era una lucha entre cuatro lados de la vida.

Quien saldría primero.

Quien se quedaría.

Quien tomaría  el control. 

No era hermosa y gratificante la sensación que se arremolinaba en mi ser.

Mis ojos los tenia que abrir para librarme de todo esto, pero no podía, era una sensación inducida que no podría arrebatarse hasta que todo pasara. Pero era mas fuerte que todo eso, lo sabia, lo se, siempre lo supe. Soy mas fuerte que cualquier cosa aquí. Y luche, con todas mis fuerzas de voluntad, arrebate ese liquido, controle mi poder y...

—¡Acacia!

Mis rodillas fallaron, mi cuerpo dolía, mis manos se aferraron a mi pecho donde el dolor en mi corazón fue demasiado fuerte para mi. Intentando abrir mis ojos, choque con miles de pares mas al otro lado del cristal. Sus rostros impregnados en preocupación y horror lograron que me observara a mi y el interior de esta capsula, captando residuos de cenizas, tierra, quemaduras y ciertas gotas de agua.

¿Que había pasado?

Apoye mis manos en los costados para ponerme de pie, suspire entrecortado, no quería saber mas de estas cosas, mi mente estaba hecha un caos. Así que cuando la capsula me dejo salir, corrí fuera del salón también, escuchando los llamados y gritos de los demás atrás. Existía un solo lugar donde podía estar a salvo.

Un solo lugar.

Mis pies se tropezaron y resbalaron en el piso por la carrera, llegue frente a esas enormes puertas para abrirlas de golpe, no espere a cerrar ni los regaños de la bibliotecaria, seguí hasta perderme entre esos estantes repletos de libros. Tenia una pequeña persona esperando por mi al final del pasillo, aun seguía esa sensación de pesades en el pecho y como si mi cuerpo cargara quintales de maíz tras mi espalda.

—Manish... —No podía siquiera gritar.

—Tranquila Acacia —Acuno mi cuerpo en su pequeño y cálido regazo—, estas a salvo... déjalo salir.

No necesite otra palabra.

Con un grito, mi cuerpo entero libero todo ese poder que venia guardando. El viento combinado con llamaradas de fuego, el agua hecha lodo por la tierra, ejerciendo un remolino a nuestro alrededor. Fue la descarga de energía mas grande que haya sentido en mi vida con estos dones, querían acabar conmigo desde dentro, haciéndome cenizas a su paso. La carga no era como tal hasta hoy.

Escuche voces, en medio de todo ese alboroto. Una canción hecha melodía, fue la voz conocida para mi, mi madre cantándome mientras dormía en sus piernas. Pero hubo algo mas, quizás los dioses hablando conmigo o fue solo el delirio de ese golpe drástico de energía.

DIOSA DOMADORA ©जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें