↪⚫8:» PRUEBAS ⚫↩

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De: OrfyLuna15
Para: user84976767

—Acacia! ¡Por favor, debes hacer las pruebas!.

—¡Me niego! ¡De aquí no me sacas, Ava! —Estaba recostada en la enorme puerta de madera que era de la biblioteca. El enano Manish estaba justo tras mía observando el espectáculo. Había corrido todo el día con tal de no ir a esas dichosas pruebas, mismas que sólo les harán a los de último año, ósea, a mi.

—Debes ir, Acacia. —Exclamó el enano de ojos violeta, rodé los ojos al verlo con una taza en sus manos diminutas, me observaba como si fuera un maldito mocoso.

Negué. —No, olvidalo, jamás iría. Eso sería un suicidio total a mi persona.

La risa que compartió fue tan íntima, básicamente estaba burlándose de mi. Un golpe en la puerta me alteró, Ava y Leíza estaban afuera desde hace quince minutos, cuanto quisiera que no fueran tan tercas esas dos. Llevaban insistiendo todo el maldito día. Volvieron a empujar la puerta, pero fui firme y no dejé que se moviera ningún centímetro.

—No se rendirán. —Su mirada se alzó para ver como la puerta seguía emitiendo crugidos por los golpes.

—¿Tu crees? —Pregunté irónicamente—. No lo había notado. —El sarcasmo fue palpable, pero ese enano de pacotilla no entendía eso.

—Entonces te lo digo —Encogió sus hombros y bebió un poco de lo que sea que tenía en esa taza—. No se rendirán.

—¡Agh! —La puerta casi se abre con una patada. Creo que fue Ava, esa chica es fuerte—. ¡No iré! ¡Me niego a ser parte de un espectáculo para tontos subdesarrollados y mediocres urbitanianos!

—¡Te llevaré aún así tenga que arrastrarte, Acacia! ¡Y serás parte de ese espectáculo para tontos subdesarrollados y mediocres urbitanianos! —Oh, si lo haría, si fue capaz de insultar su propia raza con mis palabras, lo haría. Comenzaba a temer por cómo me llevaría arrastrada a ese patio lleno de juegos. Oh Dios, ¿Ahora que hago?

—Ir... no te queda de otra Acacia. Eso, o quedarte para ser parte de mi entrenamiento personal. —Abrí los ojos asustada, no lo pensé dos veces.

—Me largo —Mi espalda quedó recostada en la puerta, se movía por los golpes de Ava—. No quiero saber cual será tu entrenamiento. Pero si es parecido a tus actitudes maniáticas... diré adiós —Su sonrisa diabólica fue lo último que vi al abrir la puerta. Avá cayó de panza al suelo, alce la mirada y el enano ya no estaba. Suspire—. Iré Ava, si con eso no me llevas de arrastrada.

—¡Genial! —Aún tirada en el suelo alzó las manos en victoria. Rodé los ojos, pasé saltando sus piernas, Leíza estaba de pie observando el cuerpo de Ava aún en el suelo. Le sonreí en una mueca, ella lo hizo con timidez.

—Bien, vamos a esas estúpidas pruebas. —Me crucé de brazos, espere a que Ava se pusiera de pie, luego comenzamos a caminar por el pasillo a la derecha. Así llegar al campo trasero de este enorme castillo.

Según me comentaron los libros que leí con Manish -y obviamente el me habló-, el campo, gracias a la magia tomaba estructuras muy sólidas y su Valle verde de más de 5km dejaba de ser plano para convertirse en un montículo de tierra subdesarrollada que con cada paso que dabas te atrapa y crea obstáculos para probar tus dones. Cosa que en su momento me pareció de lo más absurdo, pero al verlo en vivo y en directo con la magia de los libros del tiempo, me quedé helada.

En pocas palabras, valía un maní en ese campo. Yo era una humilde cucaracha y eso era un elefante. Quedaría más aplastada que mi arcilla de niña.

DIOSA DOMADORA ©Where stories live. Discover now