DIOSA DOMADORA ©

↪⚫12:» PERDEDORA ⚫↩

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Sigo pensando que todo en esta dimensión es irreal, en si, creía que mis poderes lo eran, pero el pensamiento radicaba entre una maldición, posible posesión demoníaca o alguna enfermedad psiquiátrica. ¿Como iba a imaginar que venia de otro mundo con leyes fuera de lo común o siquiera normal? Quiero creer eso mientras veo como mis compañeros comienzan a calentar para la pelea.

No se que hacer. Quiero salir corriendo de aquí, si fuera esto el primer día de entrenamiento en el gimnasio diría que estoy acabada, pero aquí me siento como un trozo de carne a punto de ser comido por vegetarianos. Se que todos vendrán primero por mi, lo noto en sus miradas de reojo al moverme y analizarme. ¡Incluso Avá y Leíza!. Ningún maestro me dio la oportunidad de quedar fuera de esta locura. Según sus palabras: -Todo alumno tiene derecho a participar en la prueba.

Y yo no quería ser parte de ella. Pierdo los nervios cuando la directora Hegoa nos llama al centro del salón de la maestra Aimara. Por arte de magia todo el lugar fue convertido en un área desértica digna de una batalla épica que marcara el final de una guerra o quizás una Era.

Las reglas son simples: nada de armas mortales; pociones, espadas, cuchillas, etcétera. Solo se permite la defensa y ataque con los poderes elementales. Lo cual es injusto por que no tengo como defenderme, sin armas, sin poderes, solo escapar y sobrevivir. Esto podría durar horas analizando la resistencia y fuerza de mis compañeros.

Nos colocamos en forma de un circulo estando en medio de todo el lugar -aclaro que también están todos los estudiantes de esta maldita academia observando la pelea. Verán mi fracaso como Urbitaniana-. Nos miramos los unos a los otros, algunos de manera soberbia, otros con ganas de pelear, pero estoy con cara de terror sabiendo que soy la débil. Somos diez jugadores, nueve enemigos, los primeros cuatro eliminados quedaran fuera de los juegos y el ultimo en pie sera el Capitán. Seis posiciones, seis posiciones, seis jugadores, seis, seis, seis, seis...

-¡Peleen!

Esa era mi señal. Tome impulso y salte sobre el primero que se vino encima de mi. Comencé a correr en dirección a los escondites bajo tierra cuando tuve la vía libre. La mayoría venia a por mi, sentía y escuchaba sus pasos cerca. Leíza me sobrevoló y ataco de frente, tuve que lanzarme al suelo cuando la observe cerca. Choco con los que traía por atrás. Seguí corriendo, estaba cerca de los escondites, así que me lance al primer agujero que visualice. Caí en una cueva de llena de agua. Mi mirada se dirigió al único traga luz, logre escuchar poco de la batalla que se libraba arriba.

Salí del agua estando empapada, quede boca arriba respirando irregularmente, creo que no había corrido de manera tan desesperada desde hace meses. Esos creyeron que seria mas fácil venir por mi, pues se equivocaron. Puede que no deba usar mis poderes, pero sigo siendo igual de rápida y fuerte que ellos, tengo mis trucos bajo la manga.

Solté un ultimo jadeo dispuesta a ponerme de pie y buscar una salida, pero toda estrategia de supervivencia se vio afectada por la llegada de enormes llamaradas de fuego. Chille espantada y me lance al agua buscando salvar mi trasero. ¡¿Acaso quieren matarme?! Dejando de lado que soy inmune al fuego pues también lo controlo... ¡¿Pero no se les ocurrió que podría ser rostizada?! Cuando las llamas de fuego acabaron, nade por aire antes de morir ahogada.

-¡Maldito seas Silvan! -Estaba casi segura que mi casi muerte fue a causa de ese imbécil hijo de la muy fruta.

Volví a salir del agua y no perdí tiempo esperando otra ráfaga de fuego, corrí por esos túneles pequeños de un metro cuadrado. Logre llegar a salvo al otro extremo de la pelea. Me confié demasiado, cuando salí de ese agujero entre arbustos, uno de los otros jugadores me intercepto y casi termino enterrada entre arena movediza de no ser por mis reflejos al tomarlo del tobillo derecho y arrastrarlo conmigo para salir ilesa en el momento de escalarlo.