Capítulo 34: La sorpresa.

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.Días después.

—No soporto un día más sin ti...—Confesó Yelehen por teléfono, la risa del otro lado le dijo que no se lo tomaba enserio— De verdad, Bethany.

—Yelehen, solo me he tomado una semana, tranquila, el lunes estaré ahí.

—No, no...—tuvo una pequeña crisis buscando unos contratos en el archivero, por eso la había llamado— tampoco quiero ser la histérica que te obliga a dejar a tu madre sola, ese es el papel de Hanns, no mío –Bethany volvió a reírse—. Solo necesitaba hacer mi pequeña catarsis, y hacerte saber que todos somos un poco inútiles sin ti. El único que parece estar llevándolo bien es Harlen, pero sospecho que es porque está acostumbrado a no tener secretaria.

—Si, pensé lo mismo a la semana de que llegó...—Beth sonó seria— no me delegaba casi nada, creo que está acostumbrado a hacerlo todo por su cuenta.

Yelehen rodeó los ojos: —Si, seguramente, pero no me hagas sentir más inútil de lo que ya me siento –Murmuró.

—Sabes que puedes llamarme por cualquier duda que tengas, Adam lo hace todo el tiempo.

—Pero es que no quiero molestarte... ¿Cómo sigue Clara? ¿Está bien si voy esta tarde a verla?

—Mamá esta mejor, si –contestó—. Y por supuesto que puedes venir, así de paso te da las gracias por los regalos que le enviaste. De verdad, gracias Yel, fue todo un detalle.

—Ah, no es nada. Le debo mucho a tu madre.

—¿Si?

—Sí, me ayudo a lidiar con Harrison cuando llegué, ah, ese viejo me odiaba...—Recordó.

—Yelehen... no hables mal de los muertos.

—No dije nada malo.

—Ibas a decirlo... ¿Regaste mis rosas? Por favor no dejes que se sequen...

—Si... pero —¿Cómo iba a decirle que ya habían comenzado a marchitarse?— elegiste a la peor persona para hacerse cargo de ellas, Beth. Las plantas no son lo mío.

—Bueno, no tenía más opciones ¿Te imaginas a Hanns regándolas? –Ella tenía un punto ahí— y no quiero a Harlen cerca de ellas, les arranca los pétalos cada vez que puede.

—¿Por qué hace eso? –Estaba de verdad confundida.

—No lo sé, pregúntaselo –Murmuró— me tengo que ir, Yel. Pero ya sabes, si tienes algún otro problema solo escríbeme.

—Sí, no te preocupes, ya volví a tener el control de mi agenda. Te veo esta tarde.

.Minutos después.

Había quedado en almorzar con Harlen en el mismo lugar frente al parque Shojo, esta vez, estaba llegando apenas unos minutos tarde. Sabía que el estaría esperándola en la misma mesa de siempre.

Efectivamente, lo ubicó de inmediato sentándose enfrente a él, Harlen le dio una rápida sonrisa: —No te hagas el simpático, Bethany ya me dijo lo que le haces a las rosas.

Estaba bromeando, pero por la mirada que Harlen le dio, sintió que él se lo estaba tomando demasiado enserio.

— ¿Que? –Apenas pronunció Harlen, su expresión era extraña.

—Eh... si, que les arrancas los pétalos cada que puedes, ya comenzaron a marchitarse y va a echarme a mí la culpa por eso.

—Oh...—Parpadeó rápidamente— sí.

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