Capítulo 7: La propuesta.

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.Más tarde.

A la arpía le sentaba bien el azul.

—Harlen ¿Me escuchaste?

Volvió a mirar a Zach, parado enfrente de él vestido para jugar en el partido.

— ¿Que?

Zach volteó, siguiendo la dirección de su mirada, se sintió un poco incómodo cuando lo descubrió mirando hacia las gradas, donde Yelehen y África estaban acomodándose.

—Ya veo...—Sonrió— espero que no estés mirando a África, porque entonces, tendremos un problema.

Se rio, incomodo: — ¿Qué me decías del partido?

—Te preguntaba si sabes jugar –repitió—. Se nos lesionó uno y como verás, este es un partido improvisado, no tenemos suplente.

— Sí, claro ¿Por qué no? de todas formas te lo advierto, hace mucho que no juego al futbol. Puede que esté un poco oxidado...

—No te preocupes...—Puso una mano en su hombro— es un amistoso. O al menos recuerda eso cuando te den en la espinilla. Sin rencores ¿Verdad? ya sabes, por la pantomima de la reunión.

—No te preocupes, Yelehen me lo explicó todo.

Zach arqueó una ceja, era un tipo amigable: — ¿Conseguiste que te dejara llamarla por su nombre?

—No en realidad...—Admitió divertido— vamos, dime en qué posición juego.

.Yelehen Walsreet.

—Siempre te gustaron grandes...—Comentó África de la nada.

Yel guardó silencio, ignorándola. Clavó su vista en el partido, aunque en realidad no le interesaba.

—Su nariz es bastante pronunciada...—miraba a Harlen fijamente— ¿Te gusta su espalda verdad? dios, tienes algo con las espaldas anchas –Negó con la cabeza— ¿Es por su acento? Admite que es por su acento.

— ¿Quieres callarte?

—Oh vamos, a ti y a mí nos importa un carajo el partido. Mejor vamos a analizar por qué te calienta discutir con el vaquero.

— ¡No me pone discutir con el!

—Muy bien, Yel. Sigue gritando así, creo que los de la última grada no te escucharon...

—Te detesto... —Murmuró por lo bajo— ojala Zach nunca te de la ruta al tesoro.

África entrecerró sus ojos hacia ella, con claro fastidio: —Eres un ser horrible.

—Lo sé, por eso soy tu mejor amiga, dijiste que era tu alma gemela.

—Lo eres –Afirmo de manera rápida—. Solo digo... que hay una química bastante fuerte entre ustedes dos. Cuando hablaban no sabía si querían ahogarse o besarse. O ahogarse besándose, que se yo.

Yelehen frunció el ceño ante la extraña imagen mental.

—Estás viendo fantasmas donde no los hay, Áfri. Sí, no va a decirle a Hanns sobre mis vacaciones aquí, pero eso no cambia como se ha comportado antes.

— ¿Cómo se comportó antes? –Repitió— Yel ¿De que estas hablando? Hasta ahora su único pecado ha sido llegar a una empresa que tiene vacante el puesto de director ejecutivo. Y darte tus bollos favoritos, y actuar mal en una reunión de la cual nadie le dijo nada...

—Oh ¿Ahora serás abogada del diablo?

—Mira, siempre seré tu abogada, así que no sé, dímelo tú, castaña.

Dobles intencionesWhere stories live. Discover now