Capítulo 45: ¡Ja! Perra.

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.Días después.

Yelehen sonrió mientras esperaba el ascensor. Era la semana de aniversario de Spark Enterprise, así que se estaba decorando la entrada principal anunciando los sesenta años de la empresa.

Tengo que conseguir un vestido, pensó. Ese sábado sería la fiesta de aniversario, había estado tan envuelta en su propia crisis personal que olvidó aquel festejo anual.

Si había algo que le gustaba a Hanns, era festejar los años que la empresa cumplía. Casi había creído que lo suspendería ese año, dada la situación legal de Noah, que hasta donde sabía, cumplía arresto domiciliario.

Su mente volvió a ese día, cuando tuvo a Noah confesando lo que, probablemente, sería el mayor error de su vida.

¿Cómo una persona podía arruinar su vida tanto? las malas decisiones se vendían como pan caliente, tan caliente que quemaban la lengua cuando dabas un mordiscón. Solo esperaba ella no estar tomando una...

El ascensor llegó, distrayéndola. Esperó a que se vaciara y cuando entró, alguien más lo hizo a su lado. Le dio una mirada fugaz, aunque volvió sus ojos a él cuando sintió que lo conocía de algún lado.

Debió notar que le estaba poniendo atención, porque le dio un par de miradas rápidas e incomodas, casi molesto. Así que Yelehen mantuvo su vista enfrente, sin querer ser desagradable.

El ascensor siguió subiendo, los números cambiaron, las personas entraron y salieron en los diferentes pisos...

Yelehen esperaba que se bajara en alguno, después de todo, solo se podía acceder al último piso por alguna reunión especial con uno de los ejecutivos, o Hanns.

Pero el rubio siguió, y cuando se quedaron solos, el aire estaba tan cargado de incomodidad que le pareció ridículo. Y eso que ella no era aficionada a las charlas de ascensor, pero el tipo había comenzado a mirarla de reojo también, sin dirigirle la palabra.

Un poco molesta, pero sin querer hacerlo notar. Fingió una sonrisa dulce mientras se dirigía a él: —Disculpa... me pareces familiar ¿Nos conocemos?

La respuesta era tan obvia que preguntarlo era estúpido, pero tuvo que hacerla dado que él no parecía dispuesto a iniciar la conversación. Incluso pareció más incómodo cuando habló, casi... Enojado:

—Um... Si, nos conocimos en la gala de arte que organizó la familia Williams —apenas obtuvo ese pedazo de información, Yelehen lo recordó de inmediato.

— ¡Ah, sí! Brandon nos presentó ¿Verdad? —asintió en respuesta, evitando su mirada, lo que fue un poco mal educado de su parte y no lo entendió, porque hasta donde recordaba, no había sido más que amable con ella esa noche, y eso que había estado sumamente incomoda sin sus bragas— Soy Yelehen wals...

—Lo recuerdo... —la interrumpió de inmediato, y solo entonces la miró, frunciendo el ceño— disculpa pero ¿Acaso estas fingiendo no conocerme?

Okey... Eso había sido brusco y directo. Por suerte ya casi estaban llegando. Pero de todas formas le dio una mala mirada.

—No estoy fingiendo nada, conocí mucha gente esa noche, y asumo que tú también, por eso iba a ser lo suficiente cortes y humilde —Hizo énfasis en la última palabra— para repetirte mi nombre. Lamento no tener tan buena memoria como usted...

Esperaba que dijera su nombre, pero continuó sin hacerlo. Por el contrario, arqueó una ceja luciendo escéptico: —Bueno, pero al menos esperaba que recordara el nombre de quien le envió un ramo de rosas.

Dobles intencionesWhere stories live. Discover now