- Llévala al sofá. - Aquella orden emitida por el señor Dankworth fue cumplida rápidamente por Malcolm.

El me dejó suavemente en aquel mullido sofá negro y grande.

- Abrele las piernas. - Malcolm obedece. - Rompele el brasier, quiero ver sus senos.

Malcolm no replicaba ninguna orden. El era como un títere manejado por Magnus.

Cumplió su orden y rompió mi sostén.

- Sus pezones son rosas - Susurra Malcolm maravillado.

- Chupalos. - No tuvo que decirlo dos veces para Malcolm atacará mis pezones.

Aprete fuerte mis ojos y me removi en el sofá. Su boca hacia maravillas en mi seno, inevitablemente me estaba excitando y lo odiaba. Su lengua caliente acariciaba lentamente aquella pequeña protuberancia. Lo chupaba como si fuera un bebé y mordía mandando corrientes a mí sexo. Cambio de pezón y le empezó a dar la misma atención que al inicial solo que esta vez utilizo su mano libre con el recién dejado. Gemi y sentí como mi sexo empezaba a mojarse. Mi rostro estaba caliente por el sonrojo de mi excitación y saber que nos miraban aumento el morbo.

-Tocala y dime cómo está. - La voz del señor Dankworth se escuchó en aquella oficina.

La mano de Malcolm abandono mi seno y lentamente la bajo para poder tocar mi sexo. Sus dedos resbalaron en toda mi abertura. Separó su boca de mi seno.

- Ella está malditamente mojada - La voz ronca de Malcolm hace que contraiga mis paredes- Deja que chupe su coño, por favor.

- Hazlo pero sin que se corra. Se ha portado mal desde que llegó.

La sonrisa de Malcolm es de felicidad pura como si le hubieran dicho a un niño que había ganado un paseo a Disney.

Su cabeza baja lentamente besando mi abdomen, pasa la lengua alrededor de mi ombligo para después seguir su camino. Besa mi monte Venus cuando llega, me estremezco y siento como me sonrojo. Empezó repartiendo besos en la cara interna de mis muslos y luego en mis labios mayores. Me tense al sentir sus labios. Era primera vez que alguien ponía su cara entre mis piernas.

Unas manos se colocan en mis hombros y dejó de respirar al sentir la cercanía del rostro del señor Dankworth en mi cuello. Deja un beso en el y siento como la lengua de Malcolm por fin pasa sobre mi abertura que estaba a estas alturas goteando. Un gemido se escapa de mi garganta sin poder evitarlo.

- ¿Serás una buena niña para mí? - La voz ronca y dura del señor Dankworth y las pequeñas lamidas en mi abertura hacen que comience a jadear. - Te hice una pregunta, responde.

El alza mi rostro y veo aquellos témpanos de hielo. Grito cuando la boca de Malcolm se encierra en clitoris aumentando mi placer en altos niveles.

- Responde. No volveré a repetirlo. - Yo solo puedo asentir mientras jadeo por las maravillas que Malcolm está haciendo entre mis piernas, mientras trato de no quitar mi mirada de su rostro- Quiero palabras.

- S-si - Respondo con dificultad entre gemidos y empecé a sentir como un nudo se estaba formando en mi vientre.

- Detente - Malcolm lo hizo al instante haciendo que me quejara. El señor Dankworth toma entre una de sus manos mi rostro - ¿Si, que?

- Si, señor - Mi respuesta fue automática y el brillo que sus ojos mostraron por alguna razón me causo satisfacción.

El miro a Malcolm quien nos observaba entre mis piernas.

- Follala - Ordena- Pero no dejes que ella se corra, déjame ese privilegio está noche.

Malcolm empieza a desvestirse y mi boca se hace agua cuando veo su cuerpo por primera vez. Sus músculos y su piel bronceada de un color caramelo me llamaban para tocarlo y lamerlo. El no es tan delgado pero tampoco ancho, es perfecto. Sus piernas eran dos barras duras musculosas y cuando bajó su boxer pude ver aquel miembro con que me poseyó en la biblioteca. Mi rostro se ruborizó al verlo como Dios lo trajo al mundo, sin pena ni vergüenza. El tomo de la mesa que estaba frente al sofá un condón y se lo coloco rápidamente.

Dankworth [+18]Where stories live. Discover now