Capítulo 26

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-Deberías de invitar a los chicos, de esa manera por fin conoceríamos a Liam, la excusa perfecta, ¿no te parece? – mi silencio ante su propuesta es largo, ¿invitar a ambos al cumpleaños de mi madre, con integrantes de la familia y en una pequeña casa, encerrados por unas horas, además, de la puñetera incomodidad rondándolos? no gracias.

- La respuesta es no, en otra ocasión será.

- Sabia que dirías algo así, por lo que me tome el atrevimiento de hablar con Nathan...

- ¿Qué? ¡Mamá! – mi fuerte exclamación hace que las personas que se encuentran en el casino giren sus cabezas en mí dirección, hago una seña y vuelven a lo suyo. Además de lo que dicen de mí, acabo de agregar el de loca.

- No me interrumpas, es mi cumpleaños y yo sé a quién invito.

- Pero no a ellos, mamá deberías de reconsiderarlo...

- No seas tonta, Nathan ya dijo que sí, pero no tengo el número de Liam, por lo que tú lo harás y sin peros, ¿estamos? - con ese tono de voz, no me deja de otra que aceptar lo que ella diga, ruego porque Liam diga que no.

Mi almuerzo se enfría mientras hablo con ella, se le ocurrió la idea de celebrar su cumpleaños con algo más que una cena como todos los años, se percibía su emoción a través de la llamada y no dude en ofrecerle mi ayuda, no sirvo de mucho en mi estado, pero lo agradeció. No contaba con su idea de invitar a los chicos, han pasado días desde la consulta en la clínica y la relación sigue igual de hostil con Liam, después de pasar unas horas con Nathan ese día, siento que empezamos a ser más nosotros y no dos desconocidos mensajeándose por obligación para saber cómo estamos.

-Sin falta el sábado a las...

- 7 de la tarde, ya sé, lo has dicho lo suficiente.

- Deja de interrumpirme y que no se te olvide traer a Liam, o no entraras- corta sin poder protestar a lo último que dijo, una amenaza de mi madre no hay que tomarla a la ligera, sé que pasaría horas afuera de la casa por no obedecerla.

Caliento de nuevo la comida en el microondas del casino, para no desperdiciar lo que no pude comer gracias a la llamada de mi madre, me quedan 20 minutos de colación y debo volver a mi escritorio para avanzar con lo último que me falta de la corrección del libro, solo queda la tercera parte del total de páginas, no he tenido ningún altercado con el autor, está muy contento por cómo va quedando y eso es un respiro para trabajar aún más veloz y feliz.

-Hace bastante no nos encontrábamos en el ascensor...

- Hace siglos diría yo.

- ¿Cómo estás?

- Muy bien ¿y tú?

- Te mentiría si digo que increíble, pero bien gracias.

- ¿Cat? – afirma – esa niña- murmuro- ¿aún no habla?

- No...

- Y tú menos, pero que par de orgullosos.

Antes de salir del elevador le doy una especie de consejo, que no usaría si no fuera porque ha pasado más de una semana de la llamada de Cat y por sus constantes mensajes, sé que la está pasando mal, pero la niña no quiere dar su brazo a torcer, aunque sabe que debería ser ella la que hable.

- ¿Solo por accidente?

- Servirá para que entre en razón.

- Ok, gracias- le guiño el ojo, el caballero que sube me mira sorprendido y niega con la cabeza, supongo que esta imaginando cosas, lo dejaré maquinar, total sabemos que el guiño fue solo amistoso.

El karma de Sofía  (Segunda parte de "Mis chicos")Where stories live. Discover now