Capítulo 3

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Me preparo mentalmente para ver a mi madre, he retrasado unas horas bajar al primer piso, son casi las 12 del medio día, si fuera en otras circunstancias mi mamá no dudaría en gritar mi nombre hasta que estuviera en pie, en cambio estoy despierta desde las 6 de la mañana mirando al techo, aun en pijama y con las tripas sonando del hambre, aproveche de leer un novela de romance para despejar la mente, avance solo 10 páginas, dado que no me pude concentrar, es suficiente con el drama de mi propia vida para digerir con los de personajes ficticios.

Salgo de la cama casi arrastrando, llego al baño, hago mis necesidades matutinas y me doy una rápida ducha, creo que a propósito me quede el doble de tiempo de lo habitual. Cuando ya estoy decente y no con las grandes bolsas bajo mis ojos con las que me levante, camino rumbo a las escaleras, escucho a mi madre moverse de acá para allá en la cocina, supongo que mi padre debe de estar trabajando y Valentina afuera o en su cuarto, no la he escuchado, con ella hablare más tarde.

En la cocina, me muevo buscando mi desayuno, no espero que mi madre lo haga porque no me consentirá cuando su hija mayor la defraudo de un modo inimaginable, si no fuera porque siento que llegue a un nivel muy bajo con mi "sorpresita" y de cómo llegue a obtenerla, me sentiría molesta con las reacciones que obtuve a mi alrededor, dado que no es algo simple como una travesura de niños, no increpo la forma de afrontar la situación por parte de mi familia.

Ignoro la mirada con la que mi madre me observa, aunque está a pocos meses de cumplir los 50 años se ve mucho más joven y gracias a dios muy sana, lo mismo que mi padre, que tiene 6 años más que mamá, sus ojos café me observan mientras me sirvo una taza de café, la miro de reojo cuando me siento, y empiezo a degustar mi desayuno, me acomodo en la pequeña mesa de la cocina, antes que pueda dar un sorbo a mi taza, Antonia, mi madre, me la arrebata de mi mano, la miro sin encontrar explicación a lo que acaba de hacer, su acción no me la esperaba y no entiendo su actuar, por si fuera poco mis ojos se llenan de lágrima y sin mi consentimiento caen en pequeñas gotas, las aparto violentamente, ¿qué pasa conmigo? ¿por qué empiezo a llorar por... nada? ¿acaso seré así en todo el embarazo? Ya veo que me digan "hola" y yo empiece a lloriquear como magdalena, leí hace años que te ponías sentimental, no pensé nunca que a este nivel.

-¿Acaso eres inconsciente? ¿no sabes que no puedes tomar café durante el embarazo? no has ido a controles para que te digan que esto- señala la taza – no lo puedes tomar, ¿por casualidad sabrás que no puedes tomar ningún tipo de alcohol? ¿y que no puedes abusar de tu fuerza?... - me sigue diciendo preguntas irónicas que no respondo, niega con su cabeza, cuestionándome por mis supuestas futuras acciones con respecto al cuidado del embarazo, no la interrumpo, solo respiro profundo para controlar las lágrimas y sigo escuchándola-¿acaso estas un poco interesada que ese bebe nazca?- me asombro unos segundos ante su directa pregunta, no me atrevo a responder-porque no soportaría que ahora vengas con tus ideales y me digas que no lo quieres tener, sé que tu padre te hablo anoche y sé que eres racional y podrás pensar que tu responsabilidad para impedir eso estuvo en tus manos y no la tomaste en cuenta, dime Sofía... tomar decisiones apresuradas, como el aborto ¿es maduro de tu parte? al menos podrías tomar la opción de darlo en adopción... aunque conociéndome te lo impediré y el bebé se quedaría conmigo – divaga, soltando todo lo que se guardó anoche al saber de mi desenfreno- así tú podrías seguir con tu libertinaje, sin consecuencias y sin madurar- respira profundamente para tomar el aire que desapareció de sus pulmones cuando me dio todo una reprimenda sin parar.

Creía que lo del aborto solo lo sabían personas con las que no compartía un parentesco, al no contestarle de inmediato sabe que, lo que dijo fue totalmente cierto y me doy cuenta de la razón que tiene, sin embargo, la idea no se me desaparecerá así de repente de la mente, aun no puedo creer que algo crezca dentro de mí, mucho menos imaginare que en unos meses seré madre de una criatura que tendré que cuidar, alimentar y proteger, ahora que lo digo, me parece que nunca si quiera me llegue a imaginar con un bebe en brazos, a pesar que los resultados arrojaron que ya tiene 1 mes de gestación. Se me quita el apetito y no sale palabra de mi boca, sé que espera una respuesta, lamentablemente me ha dejado con la boca cerrada, unos minutos pasan hasta que me sirve un vaso de leche y se va de la cocina, retomar la relación que tenía con mi madre costara más de lo que quisiera, si ella necesita creer en mí de nuevo y de paso devolverle la confianza que le arrebate, lo tendrá, costara quitarme la palabra aborto de la cabeza, por lo menos los primeros meses en los cuales lo podría hacer sin problemas, si tengo que parir un hijo por obligación por mi familia tendré que hacerlo, quizás hacerme esta idea obligatoria no sea buena del todo, ya que empezare a despreciar lo debería de importar, lo único que me queda por decirme es ¡Sofia, tú puedes!

El karma de Sofía  (Segunda parte de "Mis chicos")Where stories live. Discover now