La cara oculta de la luna

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—¡Ani! ¡Ani! —Su voz adormecida pronunciando mi nombre es adorable e irresistible, por eso me gusta despertarla de esta manera tan especial.

Lamo su delicia una vez más y me acomodo encima de mi amor. Su carita ruborizada sonríe. Toda ella se estira y me rodea con un abrazo.

—Así se despierta a una bella durmiente, ¿no? —digo con humor y acaricio su nariz.

—Sabes mucho, estás aprendiendo demasiado —dice sonriente.

—Sí. También sé cuidar a mi chica, ¿sabes? —Señalo su escritorio con la vista y alzando las cejas. Ella, feliz, contempla la bandeja con el desayuno que he preparado para las dos.

—Ani, eres más romántica de lo que pareces. ¡Me encantas! —Sus besos amorosos me bañan.

—Tú sacas ese lado de mí —digo y me levanto para buscar la bandeja. Ella se incorpora en la cama y nos sentamos juntas. Deslizo mis dedos entre sus cabellos mientras la contemplo.

—¡¿Me has escrito una nota?! —dice asombrada y coge el papel apoyado entre los vasos—. "Tú dibujas sonrisas en mis mañanas" —lee en voz alta y percibo su amor hacia mí en su rostro—. Y hasta dibujaste unos labios. ¡Eres tan linda, Ani! —Ella ama los detalles y nada se compara a ese instante en el que sus ojos brillan y la felicidad se apodera de su boca.

—Porque te quiero mucho, Laurita —digo con palabras que surgen de mi corazón y la beso—. Y ahora desayunemos, ñoña, o se enfriará la leche.

—Eso lo dudo mientras estés cerca porque tú, mi amor, fundes glaciares con tu calor —dice con su seductora expresión y se echa a reír. Amo su jugueteo y ella lo sabe.

—¿Sí? Entonces ten cuidado porque hoy te pienso evaporar —bromeo.

Tranquilas, disfrutamos de las tostadas con mermelada de frambuesa como a ella le gusta y de la leche con chocolate. Compartimos el desayuno, pero también miradas, sonrisas y caricias amorosas. Ahora sé lo que es estar perdidamente enamorada de alguien. Lo estuve de Eric, sobre todo al principio, pero no a este nivel.

—Laurita, quiero estar contigo —digo en pleno torbellino de pensamientos.

—Ani, ya estás conmigo —dice sonriente.

—Me refiero a ser libres. No puedo aguantar tanto con el miedo a ser descubiertas. ¿Estarías de acuerdo en que hablemos con Eric? —le consulto. No quiero presionarla, no después de lo que ha sufrido recientemente, pero conviene trazar un plan.

—Pero mi hermano no está bien, no es el mejor momento. ¿Y qué pasó con lo de esperar hasta que se gradúe? —cuestiona Laurita.

—No sería ahora, sería de aquí a unos días cuando todo se haya calmado y él esté mejor. El paseo de ayer le sentó muy bien, por eso pienso que volverá a ser el mismo con nuestra ayuda, la de Fernando y la de Flor. A mí me preocupa su bienestar y haré lo que sea para que se gradúe y para que todo le vaya bien en la vida, pero no quiero que dejemos de vivir la nuestra ni prolongar este engaño. Sé que le dolerá, pero hay meses por delante hasta las pruebas finales y creo que podrá superarlo con el apoyo de todos los que lo queremos —expongo.

—Ani, sufrirá mucho, lo sé. Tal vez solo deberías romper con él y ocultar lo nuestro —sugiere Laurita con expresión afligida.

—No, Laurita. Si digo la verdad, no es para ocultar lo nuestro, todo lo contrario, pero sí podemos contenernos en el insti para evitarle la vergüenza hasta que se gradúe. Tampoco tenemos que contarle todo para no hacerle tanto daño, solo que nos hemos enamorado. ¿Qué te parece así? —le propongo.

La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]Where stories live. Discover now