De citas y misterios (II)

50.3K 2.7K 2.4K
                                    

Mi corazón se acelera en menos de un segundo. La idea de descubrir la identidad del poeta cuando pensaba que seguiría siendo una incógnita me inquieta. Me volteo enseguida para desenmascararlo, para ponerle cara de una vez. ¿Y cuál es mi sorpresa?

—¡¿Eric?! ¿Q-Qué haces aquí? —No me lo creo. No puede ser verdad. ¿Él es el que está detrás de todo esto? El impacto me tiene paralizada con la carta en las manos.

—¿A ti qué te parece? La pregunta es ¿qué haces tú aquí? —Lo que no entiendo es por qué sigue con esa cara de sufrido. ¿No se supone que esto es alguna clase de... juego amoroso con su hermana? No sabría ni cómo definirlo, pero debería estar más alegre.

—Yo...

—¿En serio, Ana? ¿Eso es una carta de amor? —No me deja ni concluir. Sus ojos han escaneado el papel en mis manos y ha reaccionado. Lo extraño es que se haga el desentendido.

—¿Me dirás qué haces aquí o no? —exijo. Espero que confiese.

—¿Tú qué crees? No puedo más con esta situación. Me estás matando, Ana. Ya ni consigo concentrarme en clase. He venido a tomar el aire, a desahogarme, a pensar. ¿Ya se te olvidó lo especial que es este lugar para mí? ¿Es que tan mal novio he sido, Ana? ¿Tan mal me he portado contigo? ¿De verdad me merezco esto por un error en dos años? —Joder, no era esto lo que esperaba. Se desmorona, las lágrimas se le acumulan en los ojos, y se me parte el alma—. ¿No podías haber hablado conmigo? Apenas ha pasado un día y ya estás con cartitas de amor. Sí que te olvidas rápido de todo.

—¿Y a ti qué más te da? —Me guardo la carta en un bolsillo porque parece que lo está fastidiando de verdad, pero bueno, que sufra un poco como yo; mira por dónde, lo único positivo del poeta—. Tú has estado haciendo cosas peores. ¿Por qué no me dejas en paz y te vas con Daniela?

—¿Qué? ¿Esto es en serio, Ana? ¿Esa es la excusa que me vas a poner? ¿Te peleas con Daniela porque quieres y el culpable soy yo? —Se victimiza. Esto es increíble.

—¿Excusa? No me creo tus lágrimas de cocodrilo, Eric. Estoy cansada de que vengas a reírte de mí en mi cara, tanto tú como Daniela. ¿Cuánto tiempo llevas tirándote a Daniela? ¡Dime! Vamos, sé sincero por una vez. —No quería alterarme, pero ya no soporto esta humillación.

—Eso no ha pasado ni pasará nunca. ¿Puedes, por favor, dejar de inventarte cosas para justificar que estás conociendo a otro?

—Claro, ahora soy yo la infiel —digo con sarcasmo—. ¡Que lo sé todo, Eric! ¡Lo sé todo! ¡Vi el maldito mensaje que te envió Daniela! Lo pasasteis muy bien, ¿no? Tanto como para repetir, ¿no? ¿Ahora me dirás que estoy loca y que alucino también?

Se ha quedado boquiabierto. Es consciente de que no me seguirá tomando por tonta, ¡ya no!

—¿Has estado espiando mi teléfono? ¿Esa era tu confianza en mí? —¡¿Será cabrón?! ¿Cómo me sale con esto?

—Eres increíble, Eric. Ahora la culpa será mía por haber tocado tu teléfono. ¡Nunca he espiado tu puto teléfono! Si lo miré ese día, fue porque era tarde y pensé que podían ser tus padres por alguna emergencia. Pero mira, me alegro de haberlo hecho. Quizás debería haberlo hecho antes para darme cuenta del novio tan cabrón que tenía. ¡Vete a la mierda, Eric!

No aguanto más. Me dirijo a la puerta, pero él me agarra por el brazo.

—¡Suéltame, Eric! No quiero saber nada más.

—No te dejaré ir. Esto no se puede acabar por una tontería —me dice. No lo abofeteo porque hubo un tiempo en el que me hizo feliz.

—¿Te parece una tontería haberme puesto los cuernos?

La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora