Fin de Trimestre

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La directora entra en la Sala de Actos. Su presencia imponente provoca un silencio cósmico. Si esto fuera un cine, las ganas de comer palomitas de maíz también habrían desaparecido como nuestras voces. Una mujer con gafas y de expresión amable marcha detrás de ella. Como corderos, varios adolescentes forman una fila mientras las siguen. El último eslabón de esa cadena es Patricia.

—Mira, Ana, es Patri. Por fin le vemos el pelo. La he echado tanto de menos. Creo que ya sé cuál es el motivo de esta reunión —me comenta Roberto, que está sentado a mi izquierda. Estoy deseando conocer su reacción cuando sepa la verdad sobre Patricia, si es que ella tiene el valor de confesarla.

—¿Mostrará su cara también? —murmura Laurita, que está a mi derecha.

—A lo mejor escuchó mi consejo —digo.

—¿De qué habláis? —pregunta Roberto denotando su desconcierto.

—Nada, esperemos. —Prefiero que vea con sus propios ojos la clase de amiga que es Patricia.

La señora McCarthy y sus acompañantes se acomodan en las sillas que hay sobre el escenario. Ella presenta a la psicóloga Antonia y prosigue con los estudiantes procedentes de otros institutos y con Patricia. El tema de la charla se centra en el acoso escolar y en el ciberacoso, lo que muchos intuíamos y en lo que Patricia es una experta.

Antonia inicia el discurso con una voz tan agradable que es un placer escucharla. Sin perder ese tono amistoso, transmite la seriedad del asunto tan delicado. Nos define en palabras concisas y claras ambos términos para luego iluminar nuestro camino con formas de afrontar los tipos de acoso. Sin embargo, remarca el papel de la empatía para que no nos convirtamos en acosadores. Esa parte me afecta directamente porque yo hacía daño a los demás y estoy muy arrepentida de mis actos.

Cuando los adolescentes comienzan a contar sus experiencias como víctimas de acoso, una angustia se genera en mi interior. La golpeada en el baño cada día, el chico convertido en objeto de burlas por su sobrepeso, el humillado por su orientación sexual... Todos, de alguna manera, me recuerdan que era una maltratadora, con la diferencia de que no lo hacía por odio o hacia un colectivo en concreto, sino por mi estúpida rebeldía que era sufrida hasta por mis padres. No puedo cambiar el pasado, pero sí el presente y el futuro, esto es algo que aprendí de Eric y que me esfuerzo por aplicar desde que me abrió los ojos.

Es el turno de Patricia, la última y la que, según Antonia, se encuentra recibiendo ayuda por su parte para superar su desagradable situación. Ella es el ejemplo del ciberacoso por su vídeo viral. Habla como una cínica poniéndose en el papel de víctima y expresando su malestar a través de su rostro afligido. La mitad de lo que escupe por la boca lo lee en un papel que sujeta.

—Pobre Patri. Ojalá hubieras estado allí cuando eso ocurrió. Tú tienes más temperamento que cualquiera y habrías impedido que la grabaran —murmura Roberto.

—No sé... —Sí, lo habría hecho, pero habría sido otra engañada como él y como todos. Ahí está Patricia vendiendo su imagen de afectada y despertando pena en quienes la conocen. ¡Falsa!

La psicóloga intercambia una mirada con ella mientras asiente con la cabeza.

—Antonia me está ayudando mucho para hacer frente a esto y su apoyo me ha dado fuerzas para estar hoy aquí y contarlo todo —dice Patricia con lágrimas en los ojos.

—Puedes hacerlo —la anima la psicóloga.

—Sabéis que estoy sufriendo ciberacoso, pero... tenéis que saber que yo también he causado sufrimiento a otros compañeros. —¿Patricia confesará públicamente?

La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]Where stories live. Discover now