Lancelot/Weeping Monk | Cursed

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Una vez más entre las ramas, se encontraba Lancelot. Observando cada movimiento de su amada. Como ésta caminaba descalza entre la tierra, haciendo florecer distintas especies coloridas. Como al tocar el agua, se volvía más y más cristalina, liberandola de cualquier contaminación con una pequeña sonrisa en la cara.
Él desde lejos, sabía que no debía acercarse por miedo a que alguien los vea. Se vería obligado a matarla y eso seria lo último que querría hacer.
Depronto, no la vió más escuchando una pequeña risa, dejándolo en un trance algo aturdido, ella sabía que estaba ahí. Apenado, giró encontrándose los ojos más bellos que jamás pudo ver. Sus ojos eran verdes claros, brillaban a la luz del sol dejándolo hipnotizado al instante, pero ella no quería eso. Solo usaba sus dones para manipular a las personas que amenazaban con hacerle daño por lo que agachó la cabeza nerviosa.

—Lo siento, yo no quise... —Lancelot la interrumpió con un beso lento.
No la había visto por mucho tiempo, por el temor de hacerle daño, traerle problemas. —Te extrañé. —Susurró en sus labios a la vez que éste sonreía por primera vez en esas últimas semanas. Tenía un mar de sentimientos, debía irse pero no quería hacerlo.

—Tranquila. —Con sus manos acarició su piel, blanca como la nieve, sintiendo la suavidad. Ella era perfecta.
El momento se vió interrumpido cuando ____ abrió los ojos derrepente.

—Alguien se acerca. —Advirtió agarrando de la mano a Lancelot, llevándolo atrás de una roca.
Los paladines rojos hicieron presencia, observando el paisaje, buscando algo o específicamente a alguien.
Ella se asomó observando que comenzaron a hablar asi que agudizó sus sentidos.

—Encuentrenla. Encuentren a esa zorra inefable. Si es necesario matar a todos los zorros, eso haremos. No se rindan, hijos míos. —El padre dió la vuelta siendo seguidos por los demás.
____ comenzó a sentir terror por los animales que podrían estár siendo sacrificados en ese momento.

—Estarás bien. —Afirmó su amado en un susurro, acariciando su mejilla.

—No me preocuparia por mi en este momento. Mis animales, mis zorros. Dios, tengo que irme. —Dijo para en un segundo ser transformada en uno de ellos; un zorro color naranja, un poco más grande que uno normal.
Lancelot la vió abandonar el lugar mientras pensaba en como no obedecer las ordenes del padre para no lastimar a ninguna criatura.

en los últimos días, no volvieron a verse.
Los dos sabían bien que su amor era imposible, un amor prohibido pero aún así lo intentaban, a pesar de todo.
____ Vestía con un pantalón negro y una manta para cubrir su cara, en busca de los paladines.
Se encontraba en el bosque a oscuras, el frío viento movía su cabello y pasaba por sus brazos, los cuales estaban descubiertos.
Al escuchar unos ruidos, se escondió detrás de un árbol escuchando a un niño hablar con alguien.

—Hasta tu caballo es feo, y yo amo a los caballos-

____ los escuchaba más cerca hasta que los pudo ver. Era Lancelot y aquel niño. Lo tenía atado a él.
Sin pensarlo, los siguió paciente hasta que pararon a descansar, haciendo una fogata. Lancelot se recostó en un árbol así que decidió entrar pero unos pasos la interrumpieron. Se acercaban lentamente. Más inefables. Sabía que nada terminaría bien por parte de ellos. Sabía de lo que su amor era capaz de hacer.

En un movimiento demasiado rápido, Lancelot escuchó esa pequeña risa, haciendo que entre en el trance y ella rápidamente lo tomó en brazos, escondiendolo entre los arbustos.

—Duerme. —Susurró mientras comenzaba a desprender una pequeña luz color verde de sus manos acariciando su rostro.
Al verlo dormido, volvió con aquel niño que la miraba asombrado.

—Tú... ____, eres real. —Dijo con un brillo en los ojos. Ella solo empezó a desatarlo.

—Vete. Personas vinieron a rescatarte, los escucho cerca. Diles que irá por ellos, irá por todos ustedes.

—¿Por qué no lo matas?

—Corre. —Dijo por último escuchando que ya estaban ahí, escondiéndose entre la oscuridad, haciendo que la fogata en un segundo se apagara.

—¿Qué hiciste? —Susurró Lancelot algo mareado al levantarse rápido, ella solo estaba de espaldas.

—Esa no es la pregunta. La pregunta es, ¿Qué estabas por hacerle a ese niño? —Ella estaba decepcionada, sus ojos se apagaron, estaba por llorar.

—No tenía interés en él. —Dijo en un tono bajo

—Entonces ibas a matarlo rápidamente, supongo. —La voz de ____ estuvo a punto de romperse cuando dos hombres taparon su boca y la tomaron de la cintura. Comenzó a pelear pero cada vez iban llegando más y más de ellos, los paladines rojos.
Lancelot comenzó a desesperarse y sin dudarlo más, peleó por ella, matando a más de los que podía imaginar pero eran demasiados.

—Buen trabajo. —Felicitó el padre a Lancelot quien yacía de rodillas mirándola con ojos cristalizados.
El padre tomó la misma espada del Monje, intentando sin éxito clavarla en el estómago de la chica. Al hacerlo, ondas hacían que el padre cayera, observando una especie de escudo. —Fascinante.
Matenlo a él entonces.

____ abrió los ojos con asombro, ahora sí comenzando a llorar. Lo tenían de la cabeza mientras intentaban atarla. En un descuido, pudo safarse de los agarres y fue directo hacia su amado desesperada, arrodillandose para darle un último beso y con él, la inmortalidad.
Ella se desplomó en el piso, débil. Siendo agarrada nuevamente. No podía ni pararse.
El padre miró con asombro aún sin saber lo que pasó.

Sabía que, aún matando a todos, en algún momento darían la orden de asesinarlo y nada tendría fin, necesitaba saber que iba a estár bien.

—Háganlo. Matenlo ahora. —Ordenó y asi fue. Intentaron hacer lo mismo pero pasó igualmente. El que portaba la espada salía volando por los aires adolorido. Ahí se dieron cuenta de lo que realmente estaba pasando.
Sonrió y nuevamente clavó la espada en ella, esta vez si, exitosamente.
Lancelot la miró caer delicadamente, shockeado. La sangre salía de su boca y en ese momento pudo sentir nuevamente la adrenalina recorrer sus venas, acabando con todos, uno por uno. El padre con una sonrisa cínica, se escabulló entre los suyos y desapareció mientras él seguía dando pelea sin siquiera tener un rasguño.
Terminando la masacre, tiró la espada y se acercó a ella pero era demasiado tarde, ya se había ido. Por primera vez se permitió llorar, sintiendo la pérdida en lo profundo de su corazón, sabiendo que nunca podrá llenar el gran vacío que dejó.

One Shots | MultifandomWhere stories live. Discover now