Capitulo 13

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El sonido de la alarma de mi celular me despertó de pronto. Vi la hora y eran las diez de la mañana.
Después de una larga semana sentí al fin haber recuperado energía.
Hoy era el baile de aniversario, y aunque ir de compras no era una idea que me llenaba de felicidad, sentía una pequeña chispa de emoción.
Si bien mis padres me han dicho que puedo utilizar la tarjeta de crédito, no lo haré. Me compraré un vestido con el dinero que he reunido, aún sigo pensando que comprar un vestido muy costoso era algo banal así que me limitaré.

Me levanté de la cama y vi siete llamadas perdidas. Eran de Ian. Lo llame y no respondió.
Luego de haberme preparado un desayuno bastante improvisado, me preparé para salir.
De repente alguien tocó la puerta

—Anna, soy yo. — Dijo Ian.

Abrí la puerta y ahí estaba él. Sin la férula en su brazo, vestido con un par de Jeans y una chaqueta.

— ¿Qué tal como me veo? — preguntó.
— Se podría decir que te ves bien. — Sonreí.
Se acercó y agarró mi rostro con ambas manos.

—Esta era la razón más importante por la que quería que mi brazo sanara. — Dijo, me cargó con sus dos brazos y me sentó en uno de los muebles.
Se sentó frente a mí y me miró directamente a los ojos.

— Estoy consciente que prácticamente te obligue a asistir al baile conmigo. Sabía que no tendrías el corazón de rechazarme frente a todas esas personas, yo te metí en esto así que lo menos que puedo hacer es... — Dijo y se dirigió a la puerta. De repente apareció y sus manos sostenían una enorme caja con un lazo.
Se puso nuevamente frente a mí. Lucia fresco y su sonrisa era tan espontánea que parecía que la alegría le rebosaba por los poros.
— Lo que menos puedo hacer es esto... —. Dijo entregándome la caja.
— ¿Qué es esto? — Pregunté.
—Ábrelo.

La caja blanca de terciopelo, estaba cerrada con un lazo color oro rosa hecho a la perfección.
La abrí un poco y pude ver algo que parecía ser el corpiño de un vestido recubierto por piedras turquesas.

—Lo escogí yo mismo. Esta vez solo compre uno, para que no pienses que malgasto el dinero. Entiendo si no quieres usarlo, pero en realidad me gustaría que lo hagas. — Dijo tímidamente.
—Es hermoso Ian, pero no es necesario que gastes dinero en mí. —Dije bajando la mirada, me sentía algo avergonzada.
— No es nada. Simplemente me nace hacerlo. Pasaré por ti a las 7. — Dijo y se dirigió a la puerta. — Tengo que escoger los últimos detalles para la ceremonia. Y por cierto, si vas a usar blusas con botones procura cerciorarte que no estén desabotonados. — Dijo y acercó su mano al botón que estaba a la altura de mi pecho y lo cerró.
Me sonrojé tanto que sentí que mi cara ardía. Soltó una pequeña sonrisa y luego me dio un beso en mis labios.

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Mi mamá se ha emocionado que vaya al baile y me ha pedido que me tome muchas fotos.
Ema y yo estábamos arreglándonos, hemos decidido hacerlo nosotras mismas.
—Qué suerte tienes Anna. — Dijo Ema mientras me ayudaba a hacer unas sutiles ondas a mi cabello.
— ¿Por qué?
— Por Ian. Cuando me llamó y me pidió ayuda se lo escuchaba desesperado. Al siguiente día pasó por mi temprano y se había quedado hasta la madrugada haciendo ese cartelón gigante que viste, Estaba tan mal hecho que prácticamente lo hicimos de nuevo— Sonrió. — Era entendible su mano izquierda no tiene la misma destreza para escribir. El punto es que nunca dejó de hablar de ti. Vi que sus ojos brillaban, quisiera algún día encontrar a alguien que se le ilumine la mirada tan solo de pronunciar mi nombre. Él está locamente enamorado de ti, lo puedo notar. No dejes que el miedo te haga perderte de vivir momentos grandiosos. — Dijo realmente inspirada.
— También lo estoy de él. — Confesé. — Traté de evitarlo, traté de negármelo a mí misma, pero creo que ya no puedo más.

Amarte duele...Where stories live. Discover now