33. Perspectiva de Mya Diamond

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Narrado desde la perspectiva de Mya Diamond

Me despierto sonriente sobre el confort de sedosas y cálidas sábanas algodonadas, me estiro placenteramente y luego me voy levantando tranquilamente hasta quedar sentada sobre la cama. Entre los cristales de la ventana veo como el sol intenta colarse entre las gruesas cortinas grisáceas, sus rayos ultravioletas puede que estén derritiendo toda la nieve de ahí afuera, pero eso no le quita lo helado que debe de sentirse el clima... Ni el clima, ni mi papá, ni nadie podrá impedir que salga a buscar a Alexis, hoy no... Hoy será un gran día, después de todo es víspera de Navidad.

Por fin volveré a montar a mi semental, ya hace días que tengo ganas de un poco de Alexis y he tenido que aguantarme toda esta calentura, pues desde aquel último encuentro todo se ha complicado. El pobre ya no puede venir ni a escondidas, ya que teme que el maniático de mi padre lo encuentre y desate fuego contra él..., pero hoy yo iré hacia él. Me presentaré frente a los Hikari con una excusa algo gastada: como en todos los 24 de diciembre, me dirigiré a esa repugnante mansión solo para dejar el regalo de navidad de mi adorable sobrina Marisol.

Luego de darme una ducha, me visto con ropa de invierno y endulzo mi cuello con aroma a Channel. Salgo de mi habitación y, como en todas las mañanas, me encuentro a la servidumbre esperando mi salida frente a la puerta, ellos me dan los buenos días acompañado de una reverencia y luego entran a mi habitación para reordenarla.

—Alto ahí, bella escarlata —la voz ronca de mi padre me detiene al bajar las escaleras del vestíbulo—. ¿A dónde crees que vas?

—Papi, lo que hago todos los 24 de diciembre: ir a ver a Marisol y dejar sus regalos.

—Claro, la excusa perfecta para ir a ver al mal parido de Alexis Evans.

Bufo desconforme a los comentarios del viejo Frank.

—Tomate un tecito y relájate, papi —ignoro su descontento y avanzo hacia el portón del vestíbulo.

—¡Donde encuentre a ese desgraciado voy a hacer que se estremezca con un pepazo en la sien!

Salgo de la mansión y subo en mi blanco Mercedes, acelero el auto hasta salir de los jardines; como es de esperarse, no voy sola, tras de mi va un auto con agentes de seguridad, más de los que me acompañan normalmente. Después de lo ocurrido con Ermac Hikari, mi padre ha ordenado que cada una de mis salidas deba ir escoltada por cinco agentes de seguridad y no es que me moleste, siempre estoy rodeada de seguridad, unos cuantos más no hace la diferencia.

En medio camino, suena la notificación de una llamada telefónica desde el sistema del auto, de inmediato acepto la llamada de Nick Smith, la mano derecha de mi padre.

—Nick, ¿a qué se debe tu llamada?

—Señorita Mya, por nada en el mundo se ocurra alejarse de sus agentes de seguridad.

—¿Y esa exigencia a que se debe?

—Hace unos minutos nos llegó información de que Dimitri Paussini acaba de escapar de prisión.

—Era de esperarse, los Paussini tienen comprada a media estación de policías... Bueno, gracias por avisarme, Nick —cierro la llamada y continúo manejando rumbo a la mansión Hikari.

Dimitri «bizcochito» Paussini, no me molestaría ser secuestrada por él, que me azote y practique miles de castigos sexuales conmigo. Me sorprendió cuando, en la mañana de ayer, nos llegó la noticia de que había sido detenido en su propia mansión, ahora Richard Kross tiene motivos suficientes para mantenerlo en la cárcel, tiene cargos por la extorción de Ermac Hikari y por el secuestro de una presunta mujer... ¿Quién podría ser aquella mujer como para que despierte ese interés en Dimitri?

De Monja A MafiosaWhere stories live. Discover now