Capítulo 19 - Una segunda oportunidad

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   SAMANTHA

Con cada palabra que decía mis fuerzas mermaban. Todo era irreal. Nada de esto debía pasar, las cosas tenían que suceder de manera diferente. Al final Helena no mentía, Thomas nunca me vio realmente siempre era ella. Me siento una tonta, tratando de abrirle los ojos cuando él ya lo sabía y aun así decidió permanecer a su lado. Ya no me queda excusa para seguir a su lado después de descubrir la verdad. Lo peor de todo es que sigo buscando una razón para estar a su lado. Estoy muy mal.

Pasa el tiempo, los minutos, los días y todo sigue igual. Tal vez solo pasaron horas y solo lo siento como una eternidad. Fue tan solo ayer en que me despedí de él, fue ayer el día en que camine, por primera vez, lejos de su presencia y no me detuvo.

Perdí sin dar pelea. No importa cuántas veces lo intente, si Thomas se niega a dar una oportunidad para amar siempre saldré perdiendo. «Hay quienes no pueden amar y hay quienes no quieren hacerlo». Alex tenía razón. Thomas realmente no quiere hacerlo.

Me la paso evitando las preguntas de mis amigos. Dorotea fue más directa, me pregunto si tenía que proceder de la misma forma que con Steve. Me vi tentada a decir que si, por un instante.

Reúno las fuerzas necesarias para levantarme, sin verme sé que me veo tal como me siento. Solo necesito tiempo y todo volverá a la normalidad. Puedo escuchar las voces de papá y de Alex desde donde me encuentro, no logro identificar la voz de Linda y doy un gracias silencioso de que no este. Lidiare con ella cuando me haya repuesto.

Ahí vamos. Contengo el aire por unos segundos y entro. Creo que mi falsa sonrisa iluminaria hasta las habitación más oscura.

—¡Buenos días! —saludo con entusiasmo, demasiado entusiasmo. Me miran como si me hubiera salido otra cabeza.

—No te preocupes mi niña ya vendrá otro caballero que te corteje, todavía estas muy joven para esas cosas, pero como no tengo opinión en esto... —Dorotea continua murmurando cosas que no logro entender. Una cosa; jamás cuentes con el apoyo de tu familia en momentos como este.

Ya pase por una ruptura antes y nadie se dio cuenta, bueno, talvez Dorotea. El punto es que puedo volver a hacerlo. Puedo hacer esto. Steve, Thomas, no importa el nombre, estoy bien, es decir, no me estoy arrastrando y llorando por las esquinas, solo llore en la oscuridad.

—Estoy bien, en serio. Sara me dijo que venía hoy —trato de cambiar de tema. Alex se tensa al escuchar el nombre de Sara. Al parecer las cosas siguen sin arreglarse. Lo miro tratando de preguntarle con la mirada. Finge no verme para seguir con lo suyo.

Oh, no, hoy no, hermanito.

Lo pateo por debajo de la mesa hasta que se digna de mirarme. Arqueo una ceja y vuelvo a mi pregunta silenciosa. Alex trata de decirme que después hablamos, pero hoy no es un buen día para hacerme esperar. Vuelvo a patearlo, esta vez más fuerte, su quejido llama la atención. Otra patada, esta vez porque me hace sentir mejor.

Todos lo miramos al escucharlo quejar nuevamente. Puedo ver el momento exacto en que se rinde.

—Alan me confeso que está enamorado de mi —me atraganto con mi leche. Dorotea se acerca a papá, quien tiene la sonrisa más grande que haya visto. Alex no nos da tiempo de recomponernos antes de continuar. —Esta vez creo que lo dice en serio, Sara escucho pro causalidad y empezó la guerra, otra vez.

¡Rayos! ¿Alan hizo qué? Sabía que sentía algo por mi hermano, me lo dijo, pero se suponía que ya había pasado. Oh no, pobre Alan. Esto es un maldito triángulo amoroso.

—Deberías aclarar las cosas con Alan, creo que está confundido y no quiero verlo ilusionarse por nada...

—Y qué pasa si siento algo por Alan —escupo mi leche en la cara de papá, lo sé, asco.

Dile, NO al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora