La novia de Sambo (capítulo extra)

4.8K 245 48
                                    

     Nos encontrábamos sentados en la mesa jugando cartas. ¡Qué divertido! Claro, que de no ser por el hecho de que a Sara se le ocurrió que sería más divertido si lo hacíamos por prenda. Ahora, esa sería una de las ideas que se le ocurrirían a Alan. ¡Par de pervertidos! Bien, ahora estábamos: Alex solo en bóxer —voy a tener que ir a terapia—, Sara, milagrosamente, seguía con toda su ropa puesta, Thomas esta sin camisa —no me quejo— y yo, gracias a mi inteligencia, tenía mis dos remeras puestas. Sip, porque en cuanto escuche de esta idea descabellada se me ocurrió ponerme tres prendas encima.  

     Thomas bajo su jugada para que todos lo viéramos y con una sonrisa maliciosa me miró. De mala gana me saque mi remera. Tenía que ganar las próximas jugadas sino quería terminar como Alex, ¿cómo hacía Sara para no perder? Espera... si Alex pierde una vez más eso significa que... Mire a mi hermano y de un salto me levante de la mesa con cara de espanto. No, por supuesto que no. Se acabó el juego.

     —Ya no juego —anuncie atrayendo todas las miradas sobre mí.

     —Sam, no seas aguafiestas.

     —Tú lo dices porque no te molestaría que él —señalo con mi pulgar a mi hermano— quede como Dios lo trajo al mundo. Me sorprendería que no lo hayas visto antes. Susurro lo último.

     Alex se mira su... única ropa que trae puesta tratando de descubrir que es lo que está mal, Sara se pone roja y Thomas, el muy idiota, lanza una carcajada. —Vamos, Sam, solo imagíname a mí en esas fachas, ¿seguimos con el juego?

     Esto es indignante como si me gustaría verlo con menos ropa, no... bueno, talvez. Thomas me hace una seña con la cabeza para que me vuelva a sentar. —No muerdo, al menos no en público.

    Podría pasar por un tomate por culpa de Thomas. Alex parece lanzarle rayos por los ojos, Thomas levanta las manos dando a entender que solo habla en broma. Si tan solo supiera.

     —¿Qué le pasa a Sambo? —pregunta Sara interrumpiendo no muy sutil comentario. Todos nos giramos a mirar al canino que suelta un suspiro de vez en cuando, no me había dado cuenta de que ni siquiera se me había acercado. Generalmente le gusta acercárseme hasta que tengo que pedir la ayuda de Thomas. —Hace unos días que lleva de esa forma ya lo lleve al veterinario y solo le dio una inyección. No está comiendo tampoco.

     Sambo parecía no  percatarse de que tenía toda la atención puesta sobre él. Lanzo otro suspiro, ¿los perros suspiran? Creo que sí. Toda nuestra atención se centró en él, entendía porque Thomas estaba preocupado Sambo no parecía el mismo. Thomas me abrazo por la cintura apoyando su barbilla en mi hombro. Sara se adelanta hasta donde se encuentra el perro y lo inspecciona de cerca.

     —Si sigue sin comer... —me sobresalto cuando Sara pega un gritillo.

     —¡Ya lo tengo! —comienza a saltar muy emocionada. —Ya sé porque Sambo esta así. Son tan ingenuos y tu Thomas, ¿cómo no pudiste darte cuenta?

     —Ilumínanos —le dijo.

     Se pasea lentamente por la sala hasta donde está el sofá, parecerse tomarse su tiempo en darnos su respuesta. Siento a Thomas impaciente a la vez que Alex la mira embobada.

     —Sambo esta —hace una pausa— ¡enamorado!

     Ahora, eso es lo más ridículo que mi mejor amiga podría haber dicho y no parece que mi novio piensa lo mismo. Mi querido hermano solo asiente como si fueran palabras sabias. —Tienes razón, cariño.

     —Antes de que digas algo —levanta la palma de la mano para callar a Thomas —solo tienes que ver los síntomas son los mismo que Sam tenía por ti: suspiros —el perro suspiro—, nada de hambre —lo volvió a señalar—, ojos tristes, siempre en la luna. Ya, si no me creen miren —Sambo se levantó y salió por la puerta— solo hay que seguirlo.      

Dile, NO al AmorWhere stories live. Discover now