Capítulo 3 - La hermosa melodía

7.3K 328 5
                                    

   En cuanto mi cabeza toca la almohada caigo rendida, después del día tan agotador que tuve era de esperarse. No sentí a qué hora llego Alex, solo pude escucharlo caminar alrededor de mi habitación y luego dejar un beso en mi frente. Raro.


Siento el sol en mi rostro lo que hace que me remueva en mi cama. Quiero seguir durmiendo. Cinco minutos más. Pero si los rayos de sol no son suficientes escucho ruidos en mi habitación que me hacen sentar inmediatamente. Nadie entra a mi habitación, excepto Dorotea. Una silueta de un hombre es lo único que puedo distinguir, sigo medio dormida, esta usurpando mi ropero. Caigo de espaldas sin importar nada.

—¿Qué haces aquí tan temprano? ¿No duermes?

—¿A esto llamas temprano? —Se dirige hacia la ventana y corre las cortinas, permitiendo así que toda la luz entre. Simplemente genial. Me cubro con las sabanas mientras rezongo en voz baja.

—No seas floja. Levántate —me quita las sabanas sin darme tiempo a protestar—. En mi vida pensé que sentiría vergüenza ajena. Sami, soy tu estilista, trate de enseñarte todo lo que se y ¿así es como me lo pagas? Esto es una tragedia.

Y con tragedia Alan se refiere a mis pantalones de John Cena, bueno, no los de él sino a unos con su imagen. Perfectos. Tal vez no sepa de moda, pero se de gustos, ¿cierto?

—Creí que estabas encerrado en tu casa con un pote de helado para sanar tu corazón roto —me vuelvo a acostar sin esperar su respuesta.

—No es necesario, me pidió disculpas —¿disculpas? Lo mire con mis cejas arqueadas. —Anoche, después de nuestro intercambio de opiniones.

¿Hola? ¿Cómo es posible que mi hermano y mi mejor tengan una relación de no sé qué y no esté enterada? ¡Ja! Mi vida seria perfecta para una serie de televisión.

—¿Cómo te fue en tu cita? Oliver es un bombón, ¿verdad? Van a hacer una muy linda pareja —Alan me mira soñadoramente. Me da miedo arruinar sus sueños, pero para que están las amigas sino es para hacerte caer en la realidad. —Si pudiera me lo quedaría.

—Alan, no es un cachorro, no te lo puedes quedar. Además por lo que entendí anoche estas en una «relación» con Alex. Una que ni sabía que existía —susurro lo último.

—Abierta. Significa que podemos ver a otras personas.

—¿Cómo empezó esto? ¿En qué momento ustedes...? ¡Ni siquiera es cierto! ¿Por qué...? ¡Agh!

—Es cierto. Y no pienso decirte nada. Enfoquemos nuestra atención en Oliver. Cariño, tienes que dejar de huir del amor, si sigues así perderás al chico de tus sueños porque estarás tan esquiva que se terminara yendo.

Bah, como si Thomas fuera mi verdadero amor. Puede que sea guapo, que me guste la manera en que sus vaqueros caigan por su cintura, como su camisa le ajusta a sus brazos musculosos... ¡Pero qué rayos! ¡Sal de mi cabeza maldito idiota! Volviendo al tema, uno donde cierta persona no es invitado, temo decir que Alan se equivoca. No le tengo fobia al amor solo no sé si existe y no me quiero arriesgar a tener un corazón roto solo para averiguarlo.

Omito decir algo. Suficiente amor tenemos con Sara. Alan desiste de hablar del tema y sigue tirando toda mi ropa en el piso. Hoy noche de cine. Yupi. Entiéndase el sarcasmo.

—Alan, estoy castigada.

—Le he pedido permiso y... es increíble... será divertido —si, deje de escuchar desde la primera palabra. Necesito que deje de hablar y me deje dormir. Solo cinco minutos más. Veo mi lámpara al lado de mi cama, la levanto y...

Dile, NO al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora