(10) baño

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el siguiente día había empezado menos aburrido de lo normal. las preguntas acerca de su relación habían disminuido, pero seguían presentes en las clases que el pelirrojo tenía con diferentes compañeros. aiden se sentía muy tranquilo al saber que después del receso, tendría clase de cálculo junto a la rubia y podría pasar el tiempo con ella, aunque luego supuso que al estar ambos presentes, las preguntas serían más frecuentes, pero eso era lo de menos.

era el inicio del primer descanso de la jornada escolar y el muchacho se encontraba tranquilo mientras guardaba los cuadernos de los cursos que le había tocado. tarareaba una canción que estaba en su mente ya que la había escuchado de camino a la escuela, al muchacho le gustaba mucho doja cat y se sabía de memoria todos sus temas, pero últimamente, tenía una leve adicción con streets.

aiden estaba de lo más tranquilo pensando en lo que iría a comer durante el receso, cuando una esbelta figura apareció en medio del pasillo sin que él se diese cuenta, se acercó lentamente a él y con la mano, lo tocó por la espalda. de inmediato, el muchacho reconoció aquel toque y detuvo lo que estaba haciendo, él sabía quién era y qué venía a decir. paró de tararear y cerró los ojos, ¿es que acaso tenía tan mala suerte y tan pésima memoria?

"entonces...¿sandler es tu novia?" —toddy preguntó con un tono de voz apagado.

fox suspiró y cerró su casillero para hablar con ella tal como se merecía, con toda su atención. giró el cuerpo para quedar frente suyo y hablarle mirándola a los ojos.

la muchacha tenía unos hermosos ojos azules, una piel brillante, unos largos rizos pelirrojos y unas gruesas mejillas coloradas. tenía un semblante triste que enrojecía aún más su rostro, delatando que estaba conteniendo las ganas de llorar. el chico se había olvidado de ella al no verla en la escuela el día anterior, pero ahora la tenía frente a él y tenía que afrontar la realidad.

cuando accedió a ayudar a su amiga al fingir una relación, había olvidado por completo la situación en la que estaba con toddy ditt. ambos no eran pareja, pero ella había sido obvia con sus intenciones y él apreciaba estar junto a ella, luego de que bonnie insistiera mucho en que le diera una oportunidad. no obstante, a los ojos de aiden, toddy era una muy buena chica, solo que lo que sentía hacia ella no era lo suficientemente fuerte como para pedirle ser su novia. quería conocerla mejor y que el lazo se fortalezca mejor, aunque claramente, eso no iría a continuar.

no supo qué decir, sabía que no podía fallar a su mejor amiga diciendo algo de más, pero tampoco quería mentirle a la pelirroja, ella no merecía lo que estaba sucediendo y por supuesto, no era culpa suya. aiden entendía que, a los ojos de la muchacha, él había sido un completo imbécil con ella y que había estado perdiendo su tiempo para que al final, terminase de novio con otra muchacha.

"pues...sí" —fue lo único que pudo responder, no podía abandonar a ann. al darse cuenta que la pelirroja bajó la mirada, él quiso continuar para tratar de aclararle las cosas— "didi, escucha, per-"

"no tienes porqué explicarme nada, está bien" —ella lo interrumpió para forzar una sonrisa,bun poco melancólica— "yo, les deseo lo mejor"

toddy asintió levemente con la cabeza y rápidamente, dio media vuelta para abandonar el pasillo y evitar romperse en llanto frente al mayor.

aiden se quedó completamente solo y rodeado de los casilleros, arrepentido y enojado consigo mismo, se frotó el rostro al comprender que acababa de lastimar a alguien que siempre había hecho cosas buenas por él. había provocado una tristeza en una persona tan pura como la muchacha y se frustró al haberse permitido que eso suceda.

él se sintió como una mierda de persona, llevaba un año en planes con toddy, ambos tenían varias citas en secreto y solían escribirse a diario. la muchacha había dado todo de sí para hacerlo sentir cómodo y había respetado lo complicado que era para el pelirrojo, sentir atracción romántica y nunca lo presionó para que la correspondiera de vuelta.

sabía que ella no se merecía todo lo que estaba pasando y que merecía una explicación de inmediato. aiden odiaba herir a los demás, en especial a aquellos que habían sido nobles con él. no se sentía tan convencido por la idea que había pasado por su cabeza, pero sabía que era lo correcto y lo que tenía que hacer.

suspiró, tenía que hacerlo quiera o no.

el pelirrojo dio un par de pasos en el pasillo y para su buena suerte, él notó que cierta rubia había entrado al baño que se encontraba cerca de los casilleros y aprovechó que ella no lo había visto para ir tras ella. por cada paso que daba, dudaba de su decisión y se cuestionaba si es que realmente quería hacerlo. no obstante, no tenía otra opción y cruzaba los dedos al desear que su mejor amiga no se lo tomase a mal.

su plan era acordar una ruptura pública con la rubia, para que él pudiese explicar a la pelirroja que todo había sido falso y al sentirse culpable por todo, además de tener que darle algo que merece, le pediría ser su novia. aiden hizo una mueca al pensarlo, pero luego se recordó que estaba haciendo lo correcto, suspiró, era todo tan complicado.

se dignó de valor, abrió con fuerza la puerta del baño y sorprendió a la rubia que se encontraba dentro, la cual estaba muy ocupada retocando el rímel de sus pestañas. ann dio un pequeño salto por el ruido, entonces muy confundida, observó a su mejor amigo cerrar la puerta con él dentro, pero luego alzó una ceja, por alguna extraña razón, ella no se sorprendió por completo. al fin y al cabo, le resultaba una acción digna de aiden fox.

ella guardó silencio por unos momentos para terminar de retocar su maquillaje y al terminar, decidió arreglarse un poco el cabello que había sido recientemente cortado para remover sus antiguas mechas verdes. ajustó el delgado gancho rosa en forma de corazón que tenía en el pelo y entonces decidió dirigirse al recién llegado.

"huevon, ¿qué chucha? es el baño de mujeres" —ella reclamó luego de guardar su rímel dentro de un pequeño estuche que cargaba consigo.

"es importante" —se excusó el pelirrojo para caminar y quedar frente a ella, la cual decidió rodar los ojos e ignorarlo. en definitiva, el muchacho estaba avergonzado al darse cuenta de que pudo hablar con ella al esperar que saliera del baño, pero al mismo tiempo, pensó que era una buena idea charlar dentro para que nadie más pudiese escucharlos.

su mejor amiga rodó los ojos y le dio la espalda para continuar observándose en el espejo, arregló el lazo de su uniforme y sacó las pelusitas que tenía su falda, no podía creer que había andado tan desaliñada en la escuela. sujetó su cabello en una coleta al costado para no tenerlo cubriendo su rostro y entonces le di un corto vistazo a su reflejo, no se veía nada mal.

"ahora no estoy de humor, me siento en la mierda" —ella respondió para tratar de espantarlo antes de que pudiese decirle algo que lo que luego iría a arrepentirse.

aquella mañana, ann había amanecido con una molestia en la garganta y una calentura en la cabeza, todo indicaba que estaba enferma. por lo tanto, en ese momento, no estaba en condiciones para escuchar las tonterías que su mejor amigo podría decir o mantener conversaciones largas, la muchacha solo quería llegar al escondite lo más pronto posible para descansar en un escritorio o si se ponía mal en pleno camino, ir a la enfermería para tomar algún té que aliviara su molestia.

"es que tenemos que hablar" —él dijo, lo cual terminó molestando a la muchacha que solo quería estar en paz— "y lo digo en serio"

lo que iría a pasar en serio iba a ser que la muchacha le diese un golpe para que la dejase en paz. no obstante, la rubia decidió ocultar su enojo y tratar de estar en paz. si se enojaba, iría a aumentar la temperatura de su cuerpo y eso era lo que menos quería, solo deseaba curarse pronto para dejar de sentirse mal.

"claro, seguro, sí" —ella respondió de forma desinteresada para comenzar a frotar su cabeza, la cual había comenzado a doler.

ann creyó que quizás si fingía escucharlo, él se iría pronto y la dejaría en paz, después de todo era buena fingiendo hacerlo, aunque nunca había usado esa táctica con el pelirrojo. a ella le gustaba escucharlo para ayudarlo como sea posible, pero no se sentía bien en ese momento y ella ya se lo había hecho saber, ya no era culpa suya si el pelirrojo terminaba hablando con el aire, ¿verdad? sin embargo, luego recordó que se trataba del pelirrojo y que posiblemente iba a ser algo tan insignificante o absurdo que decidió no darle muchas vueltas al asunto.

por lo tanto, giró el cuerpo para quedar frente a él y fingió estar dispuesta a escucharlo, esperando que su charla no fuese a durar más de 3 minutos.

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