Capítulo 17: "Ese sabroso estofado"

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   No hubo respuesta. Glenn tragó saliva. El olor a carne en descomposición era más intenso en aquella zona.

   —A mi derecha está Adam —informó Rebecca.

   —Así que eres tú el que me está aplastando el testículo izquierdo —gruñó Jon. Agitándolo con violencia, le apremió para que se moviera—. ¡Espabila de una puñetera vez y quita tu codo o lo que sea de mi entrepierna!

   Una endeble queja sonó a la derecha del dolorido joven.

   —¡Hombre, Dana! Bienvenida a esta realidad de mierda en la que todos nos acabamos de despertar —la saludó Jon.

   —Ay, Joder —se quejó Glenn volviendo a zarandear el peso muerto que caía sobre su costado izquierdo—. Dana, dime que eres tú. Y en el caso de serlo...necesitas una ducha urgente, nena.

  —No soy yo, pero noto que estás moviendo algo a mi derecha —respondió la joven, aún aturdida.

  —No me jodas. ¡¡¡MIEEERDA!!!! —gimió Glenn intentando desesperadamente quitarse aquello de encima.

   —Te quieres calmar. ¿Qué cojones pasa? —la regañó Becca.

   —Creo que ya sé quién es el que está a mi izquierda —le respondió agitada.

   —Te recuerdo que yo no soy, estoy aquí —le contestó Adam—. Así que no falta nadie más, estamos todos.

   —¡NO! ¿EN SERIO? —rugió la pequeña.

   —¿Quién eres y dónde estamos? ¡Responde! —gritó Dana empujando el bulto que tenía a su derecha.

   —Dudo que te responda —le advirtió Glenn.

   —Pues le haremos hablar —saltó Jon.

   —Glenn... ¿Qué es eso que tú sabes y nosotros no? —preguntó nerviosa Becca, pues podía sentir el tembloroso cuerpo de su compañera contra su costado izquierdo y sabía de sobra que Glenn no era de las que se acobardaban por nada.

   —Sospecho que nuestro nuevo compañero es el estofado que estaba cenando la amigable familia que acabamos de conocer.

   Tras esta tétrica revelación se hizo el silencio en la estancia. Los cinco amigos que hallaban atados los unos a los otros por finas cuerdas de nilón que inmovilizaban sus tobillos y muñecas. Con cada pequeño movimiento que hacían, la fibra se iba hincaba en sus carnes.

   —Alguien ve posible soltarse las ataduras y liberar al resto después —tanteó Becca en busca de un pequeño atisbo de esperanza.

   No obtuvo respuesta alguna.

  —En serio, chicos. No podemos rendirnos ahora. Tenemos un plan, una esperanza, un futuro —intentó animarlos Becca. Las lágrimas le quemaban los ojos amenazando con ser derramadas.

   De nuevo no hubo respuesta.

   Parecía que no podrían salir de aquella. Estaban totalmente amordazados y desarmados, a manos de unos salvajes que se alimentaban de la carne de los de su misma especie. Al menos podían agradecer que su final no fuera a ser tan trágico como el de aquellos que terminaban vagando indefinidamente por el mundo, sin destino ni sentido, esperando a podrirse para convertirse finalmente en el polvo que nutre la Tierra. Al menos a ellos les concederían el privilegio del descanso eterno tras su muerte.

   De nuevo se escucharon unas voces al otro lado de las paredes de aquella escabiosa habitación. Esta vez todos estaban conscientes y pudieron oír al anciano hablar con alguien, aunque no pudieron distinguir sus palabras.

   De pronto, la locura poseyó a Becca empujándola a actuar con desmesurada estupidez. Golpeando vigorosamente con los pies la pared que tenía frente a ella comenzó a proferir toda clase de improperios a voz en grito.

   —¡Malditos hijos de puta! ¡Cuando consiga salir de aquí os voy a matar a todos! —apenas le quedaba aliento tras el previo enlistado de insultos que había recitado.

   —¡Pagareis por esto! —gritó Glenn.

   —¡Lo pagareis caro, malditos cavernícolas! —la secundó Dana.

   De pronto, una tenue luz los deslumbró y el anciano hombre se apareció a través de un estrecho vano hacha en mano.

   —Os noto impacientes por participar del menú, pero no os precipitéis. El bueno de Oscar llegó primero y tiene prioridad —pronunció inocentemente.

   A pesar de que su verdadera identidad había sido revelada, la senil ternura de su tono no desapareció ni por un instante. Tomó el pesado cadáver por una de sus extremidades y procedió a descuartizarlo en frente de sus futuras víctimas sin que la sonrisa dibujada en su rostro se desvaneciera a pesar del esfuerzo físico que le estaba suponiendo aquella tarea. 


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Nota de la autora: Me ha tomado un tiempo actualizar, entre muchas cosas, porque necesitaba un descanso, pero ya veis que si me pongo las pilas tenéis actualización. Animaos a comentar y darme vuestra opinión. Quiero conocer vuestras locas teorías sobre lo que pasará en los próximos capítulos. ¿Creéis que saldrán de esta o seré tan despiadada como lo fui en el capítulo 8?

Títeres De Hilos Invisibles©Kde žijí příběhy. Začni objevovat