Capítulo 15: "Los senderos del destino"

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   Los anaranjados tonos del amanecer bañaron con su luz el comedor en el que nuevamente se reunían los cinco jóvenes

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   Los anaranjados tonos del amanecer bañaron con su luz el comedor en el que nuevamente se reunían los cinco jóvenes. Era muy temprano por la mañana y el retorno de las elevadas temperaturas, no favorecía un sueño reparador.

   —¿Era realmente necesario madrugar tanto? —se quejó Adam entre bostezos.

   Becca ni se molestó en responder. Extendió un enorme mapa de carreteras sobre la coja mesa del comedor. Sus compañeros fueron acercando las sillas a la mesa para dar comienzo a aquella reunión matutina. Becca tenía sus manos apoyadas sobre la mesa mientras examinaba el mapa, intentando organizar mentalmente las distintas rutas que podían tomar y decidir cuál de ellas sería la más óptima.

   —¿Cuánto hay de Carolina del Norte a Virginia? — preguntó Jon en tono despreocupado.

   Su actitud distraída se reflejaba en su lenguaje corporal. Sentado con las piernas abiertas y estiradas, dejando que su trasero y espalda resbalaran sobre la superficie de la silla. La mano izquierda detrás de la cabeza y con la otra hacía bailar un cuchillo de doble filo delante de su somnolienta cara.

   —¿Becca? ¡Hola! Tierra llamando a Rebecca, Tierra llamando a Rebecca...

   Al ver que ni ella ni ninguno de sus otros compañeros reaccionaban, Jon se enderezó en su asiento. Era consciente de la respuesta oculta tras aquel silencio, así que, tras dejar escapar un suspiro, endureció su semblante con una mirada seria y dijo:

   —Seamos honestos. Es un viaje muy, pero que muy largo. No tenemos coche e ir caminando...Bueno, es evidente que no estamos demasiado en forma que se diga, así que no sería muy realista pensar que llegaríamos vivitos y coleando.

   Sin responder aún al discurso de Jon, Becca por fin se decidió a trazar una línea sobre el mapa. Con tres colores, marcó las distintas rutas que más la habían convencido.

   —Creo que si lo planeamos bien, podemos hacerlo —se pronunció finalmente la pelirroja.

   —Podríamos bajar a la población más cercana y puentear un coche. Greenville no queda a más de unos diez kilómetros —sugirió Adam.

   —Sí, bueno —comenzó Becca algo dubitativa—. Pongámonos en un hipotético caso en el que encontráramos un coche decente, con sus puertas, motor y cuatro ruedas, si fueran cinco hasta podríamos sentirnos afortunados. Ahora imaginemos por un momento que realmente uno de nosotros sabría cómo hacerle un puente al fabuloso vehículo que hemos encontrado...

   Aquella idea había despertado la curiosidad de todos y, por primera vez aquella mañana, sus miradas parecían albergar esperanzas. Becca, consciente de que había logrado llamar su atención, prosiguió:

   —La gasolina es un factor a tener en cuenta. En un viaje tan largo como este, supongo que habrá que repostar muy a menudo. ¿Merece la pena correr el riesgo de quedarnos tirados en medio de la nada y sin poder conseguir más gasolina?

Títeres De Hilos Invisibles©Where stories live. Discover now